El ajuste social, que sería la capacidad de estar en sociedad, en grupo, de manera sana y sin conflictos mayores, es parte importantísima de la salud mental, porque los seres humanos estamos hechos para vivir en sociedad. El individuo solo se convierte en individuo en un contexto social. Y, en general, los constantes fracasos en la adaptación de la infancia van creando una autoestima negativa, pero también (y esto es más inconsciente) una sensación de no poder ser de otra manera, ya sea por rebeldía, o bien porque el mundo los trata como niños difíciles y no saben cómo salir de esa clasificación y esa expectativa.
La maravilla de la vida es su posibilidad de cambio, pero las heridas de infancia, sobre todo aquellas que tienen que ver con la identidad que uno va formando, no son fáciles de vencer y de transformar. Por ejemplo, el éxito en un trabajo o de una carrera está muy influenciado por el ajuste social y por la capacidad de ser adecuados socialmente. En un trabajo, como los negocios, es muy importante para el o la dueña tener la capacidad de comprender las necesidades de sus compañeros de trabajo y sus clientes. Pero si no sabe leer ese lenguaje social de lo que los otros son y esperan, va a fracasar muchas veces o van a estar en posiciones que no le corresponden a su inteligencia. Es así como el ajuste social va moldeando el futuro.
Lo que antes se llamaba "un acomplejado" es aquel que internalizó la sensación de su propia incapacidad de ajustarse socialmente, que vivió el fracaso de no poder integrarse. A pesar de eso, el gran enemigo de la adaptación social es la uniformidad. No siempre es bueno que hayan recetas para todo, como pasa hoy, porque cada uno es único y porque las historias son diversas.
En la historia, los genios y los grandes creadores fueron en su mayoría socialmente inadaptados, no por déficit, sino por exceso. Se aburrían en clase porque ya habían entendido antes que otros la materia y, tal vez, porque ya tenían la cabeza llena de ideas locas que soñaban con realizar y que planeaban, mientras la profesora de historia los recriminaba por no saberse la fecha de la batalla X o Y. No es fácil darles espacios de libertad a los niños y jóvenes para crear y soñar futuros. Porque es normal que los padres estemos preocupados del ajuste social. Por protección a los hijos y también por no exponerlos a los castigos que la educación formal inflige a los que son distintos.