Pertenezco a la generación que a la segunda categoría del fútbol nacional la llama ascenso. Nunca asimilé el nombre de Primera B, quizás por su origen. Surgió como una moción de Jorge Castillo, el pintoresco presidente de Everton a mediados de los 90, quien aspiraba a elevar el rango de la división con ese maquillaje.
Hoy concluye la fase regular del campeonato, donde Coquimbo (54 puntos) espera sellar su excelente campaña en el estadio Francisco Sánchez Rumoroso. Puerto Montt (35) será su rival, bravo en casa con Fernando Vergara en la banca, pero feble al salir de Chinquihue. Le basta un empate al cuadro de Patricio Graff, quien supo iniciar un proceso el año pasado con muchos jugadores de la casa.
Al acecho y con su tradición, Cobreloa (51) espera el milagro. Una victoria en San Bernardo, ante Magallanes, permite al conjunto de Rodrigo Meléndez asegurar el segundo lugar para definir en partidos de ida y vuelta con el ganador del playoff que disputarán el tercero, cuarto, quinto y sexto. El empate también les da el segundo puesto.
Cobresal (48), Valdivia (46) y Wanderers (45) esperan al cuarto integrante de la serie que apunta al segundo ascenso de 2018. Santiago Morning y San Felipe se miden en La Pintana, igualados en 42 unidades, con la ilusión de capturar el sitio final. Los mineros decayeron en la segunda rueda, a partir la lesión de Ever Cantero y expulsiones evitables. Gustavo Huerta posee el oficio para batallar en estos duelos de ida y vuelta. Jorge Aravena completa un rendimiento notable en los valdivianos, que apelaban a evitar zozobras. El año pasado, el "Mortero" los salvó cuando estaban vestidos y maquillados en el ataúd. Wanderers atropelló con Miguel Ramírez en la banca. Los caturros parecían condenados, pero revivieron.
El drama se vive abajo. El cálculo indica que el próximo año los equipos de Primera B recibirían 70 millones de pesos mensuales, de acuerdo al nuevo contrato de televisión. Irse a la Segunda División implica dejar de percibir 840 millones de pesos. Brutal.
San Marcos de Arica (31) asoma casi condenado. Viaja a Valparaíso para medirse con el encumbrado Wanderers. Necesita ganar y esperar un vencedor en el pleito entre Ñublense (32) y Copiapó (33) o un empate entre chillanejos y copiapinos. Esa igualdad enterraría a los pupilos de Germán Cavalieri. Magallanes (33) se cubre con su diferencia de goles.
La competitividad del ascenso, con relación a la Primera División, se aprecia en los puntajes del líder y el último. Coquimbo aspira a 57 puntos, mientras que Universidad Católica podría llegar a 63. En la cola de la serie mayor, los que bajarán no llegarán a los 30 o apenas los rozarán. En cambio en la B, el último ya totaliza 31.
A diferencia de otras temporadas, por historia y arrastre en sus ciudades, la Primera B ofreció una potencia inusitada. Cobreloa, Wanderers, Coquimbo, La Serena y Rangers exceden la realidad de la categoría, mientras Cobresal dispone de una capacidad institucional superior al resto de los competidores.
Como siempre, el ascenso no defraudó.