St. Vincent - "MassEducation"
St. Vincent, el álter ego de la estadounidense Annie Clark, publicó el año pasado "Masseduction", su disco de mayor éxito comercial. Heredera del
art rock, acostumbra a diseccionar su obra de acuerdo a su estado creativo, ajustando las variantes técnicas y compositivas como cambian sus pasiones, que esta vez la llevaron a convertir ese último trabajo en "MassEducation", una reversión de esas canciones a piano y voz.
Acá no hay adornos ni otra clase de apoyos, solo Clark mostrando en carne viva ciertos sentimientos que traspasa a estos temas con una audaz intimidad que se interpreta en 12 cortes que parecen completamente nuevos. En "Young lover" y "Hang on me", que hablan del suicidio de un amante y de un quiebre doloroso e inevitable, respectivamente, se nota cómo la compositora se cae a pedazos.
Eso sí, no todo es desamor. De hecho, pasajes como "Masseduction" y "Sugarboy" se asemejan sin discusión al catálogo de Prince, sobre todo luego de la publicación de "Piano & a Microphone 1983" (2018), aunque algo más controlados de la bravura propuesta por el fallecido músico. Y si de similitudes se trata, espacios como "Savior" elevan a St. Vincent como prodigio: su versatilidad y su capacidad interpretativa son inmejorables.
MØ - "Forever Neverland"
Luego de "Lean on" -el superhit de Major Lazer comandado por el productor electrónico Diplo-, a la danesa MØ le sentó bien esa mezcla exótica de ritmos alejados a lo que acostumbra su natal Ubberud. La fiesta y el calor del dembow se entrelazaba con sonidos de Oriente Medio, y allí la artista se movía a sus anchas como si hubiese crecido escuchando reggaetón y melodías
maqam.
Sin embargo, hay algo en su trabajo que denota un vacío. Su último disco, "Forever Neverland", calza perfecto en la era de Spotify gracias a canciones que pegan fuerte y rápido, que te hacen bailar y pasar un buen rato, y que por consiguiente acumulan una buena cantidad de
streams. Pero ahondando un poco más en el producto, es difícil identificar un factor diferenciador en su trabajo porque el formato de sus temas es demasiado genérico.
El son de "Way down", claramente influenciado en el rapero Drake, cupe exacto en una
playlist de fin de semana, y no solo por su cadencia, sino también por lo cautivador de sus arreglos; lo mismo pasa con "Nostalgia" o "Sun in our eyes", pero después de un rato la sucesión de temas se vuelve aburrida. Luego de 4 o 5 cortes en clave urbana no sirve de mucho preguntar de quién se trata. Porque puede ser MØ y, a la vez, puede ser cualquiera.