No deja de ser curioso que la senadora que intentó impedir que se aprobara el proyecto "Aula Segura" -que en el fondo busca poner orden en colegios sumidos en el caos- sea la misma persona que fue destituida como ministra por su responsabilidad en un megadesorden de platas en el Mineduc que sumaba 600 millones de dólares.
Algunos dirán que no es sorprendente, sino que es una muestra de coherencia: hay personas más inclinadas al orden, en todos los aspectos, y otras que piensan lo contario. Para cierto tipo de individuos el orden es sinónimo de autoritarismo, represión y falta de libertad. Para los otros, en cambio, es precisamente la ausencia de orden lo que conduce a la ley de la selva, donde los más fuertes -o violentos- son los que mandan y donde nadie puede disfrutar verdaderamente de su libertad. Porque la mayoría vive sumida en la peor de las miserias: el miedo.
A esa senadora se le ocurrió rebautizar el proyecto "Aula Segura" como "Aula Democrática". Yo la entiendo. Ciertamente no era buena idea utilizar aquí el antónimo: el proyecto habría pasado a llamarse "Aula Insegura".
Pero, ¿qué significa exactamente un "Aula Democrática"? ¿Someter a votación si se hacen o no pruebas? ¿O qué tan largos serán los recreos? ¿O definir por elección popular a los profesores y al inspector?
Un amigo mío quiso instituir en su familia "La Semana Democrática", durante las vacaciones. Se sometería a sufragio por mayoría simple el menú, los panoramas, las horas de llegada en la noche, el uso del baño y de las camas, la programación de televisión. Al segundo día tuvo que abolir su propia idea porque todos estaban con hambre o con indigestión, mal dormidos, aburridos, desaseados y peleados entre sí. Volvieron a establecer un sistema de normas que todos respetarían en pos del bien común. Quienes incumplieran recibirían sanciones.
Nuestra senadora exministra, aunque estudió para ser profesora de educación física, parece tener una vocación más enfocada hacia la política, que ejerció desde su época de universitaria. Si hubiese pasado más tiempo en aula, quizás se habría dado cuenta de que sin orden no hay aprendizaje posible.
Si en la sala de clases no hay un clima de calma, orden y seguridad, nadie aprende nada. Ni matemáticas, ni historia, ni español, ni menos inglés.
Si en la sala de clases no hay un clima de orden y seguridad los alumnos no tienen manera de aprender qué son los derechos y los deberes; no se enterarán de que la libertad de uno termina cuando comienza la libertad del otro. Y menos podrán entender qué es la democracia.
En español pensarán que "democracia" se escribe así: "democrasia". Y en inglés creerán que "democracy" se escribe así: "democrazy".
Y capaz que ese sea el problema, que crean que la democracia -en verdad- es una "demo-crazy", un sistema de masas enloquecidas que nadie gobierna.