Los estadísticos hurgan en sus archivos y combinaciones matemáticas para encontrar peores rachas que la actual de Colo Colo. Es duro el momento del Cacique, porque el final del campeonato se acerca con una posibilidad dramática para el orgullo, pero sobre todo para la tesorería: no clasificar a un torneo internacional, en este caso la Copa Sudamericana.
El pasado lunes hubo una reunión de urgencia del directorio para ver el rumbo a seguir luego del empate frente a O'Higgins en Rancagua. Las tres fuerzas que conviven en Blanco y Negro -se incluye a la corporación- optaron por mantener a Héctor Tapia en la banca hasta fin de año. Una decisión que -a la vista de los acontecimientos- será revisada por un juez implacable: la contingencia de los equipos grandes y el termómetro de la amplia feligresía popular.
En este presente de Colo Colo subyace el rudo conflicto que protagonizan los dos líderes de la concesionaria que administra al Cacique. La distancia entre Gabriel Ruiz-Tagle y Aníbal Mosa genera un clima de inestabilidad que repercute en el plano técnico. El actual timonel tomó la decisión de incorporar a Lucas Barrios, a pesar de que el entrenador aspiraba a un extremo. Lo hizo para demostrar que él sí era capaz de sumar al internacional paraguayo, a diferencia de su adversario, quien fue descalificado por el delantero en enero pasado en medio de las negociaciones.
¿Era Barrios lo que necesitaban los albos? A la vista de lo mostrado, no. Los problemas estaban en los costados, en la carencia de velocidad y profundidad por las bandas. Tapia no se impuso y termina equivocándose en la contratación de Esteban Pavez. En el caso del volante, existía una sobrepoblación en ese sector. No se descalifica a los dos jugadores, pero no era lo que requería el equipo.
La reunión del lunes nunca debió ocurrir. Para eso existe el teléfono. Una llamada de Ruiz-Tagle a Mosa bastaba para analizar la situación y resolver si Tapia seguía. Si decidieron juntarse, el camino era uno solo: terminar el segundo ciclo del exariete. El procedimiento fue errado. Expusieron al director deportivo, Marcelo Espina, quien explicó las razones que sostienen un proceso con fecha de vencimiento por la paupérrima campaña en el torneo local, donde las 10 derrotas asoman lapidarias, pero ante todo por la pobreza en el juego.
Urge un café entre Ruiz-Tagle y Mosa, quienes batallan en la adquisición de acciones preparando el escenario para ver quién controla el club. La realidad indica que ambos deben comprender que sus decisiones y conflictos afectan la marcha del club más grande del país.
Clasifique o no a la Copa Sudamericana, diciembre será un mes de decisiones complejas e incluso impopulares. Este plantel es demasiado amplio, veterano y el grueso de los jóvenes no da la talla para asumir la responsabilidad de jugar en Colo Colo. Lo mismo sucede en el fútbol joven. Que al inicio de la fecha 27 aún no cumpla el reglamento, que obliga a tener un Sub 20 por al menos 1.350 minutos antes de finalizar el campeonato, es un síntoma severo.