"Silencio en la noche,/ ya todo está en calma./ El músculo duerme,/ la ambición descansa...".
Ecco! Ya terminó septiembre. Se chapoteó la cueca anual, se tomó la chicha en cacho anual... ¡Ay, qué lindo el folclor! Al noveno vaso de terremoto, el carcamal familiar declamó, sujetándose a mano la placa dental, "¿Dónde vas, dijo la Fama?/ ¡A Chile, dijo la Historia...!". Menudearon las alocuciones patrióticas de alumnas ejemplares peinadas con brutal energía. Se hicieron pipí los chiquillos, mientras el alcalde expectoraba el discurso alusivo. El enorme capitán de Bomberos trasudó al abrocharse el cinturón del uniforme: sus vecinos en el estrado nunca supieron del mortal peligro de un reventón con proyectil de hebilla. La Ilustre remozó el busto del héroe en la plaza pintándole los ojos de azul y de rubio las cejas. Bramó el diputado de la zona, bajo una lluvia torrencial, e hicieron cortocircuito todos los enchufes del escenario. Se desmayó el pobre "congrio", yéndose de espaldas al barro ante la castrense indiferencia de sus congéneres, mientras el destacamento esperaba al gobernador en el terminal de buses. De todo tuvimos: soldados gallardos, carabineras maquilladas con impresionante marcialidad y perros bañados, despulgados, peinados.
¿Qué nos queda ahora, sino aguaitar la Pascua? Descanse ahora, o calle para siempre. Porque, en un par de semanas aparecerán en los "mols" viejos pascueros vestidos de franela, renos de plumavit, nieves de algodón. Empezarán a asustarse los pavos. Los "regalones" afilan ya los caninos: bicicletas, pacotilla electrónica, patinetas. En fin: la chilenidad se va acelerando a medida que sube la temperatura para llegar al final, en plena canícula, a unas celebraciones llenas de chocolates, castañas, almendras, mazapanes y toda esa cornucopia diseñada para el feroz invierno boreal. Christmas cakes y brandy butter con 38 grados a la sombra.
A usía no se le dé ná. Tranquilita, no más, empiece a pensar en qué se puede comer de fresquecito en estas largas vísperas que se avecinan. Es bueno partir a tiempo con los ensayos. Los ingleses, cautos, comienzan a hervir, envuelto en un trapo, sus Christmas puddings que rezuman grasa en pella. Los hierven unas cuantas horas, y luego los dejan descansar un par de días. Al final, el producto es como una negra bala de cañón, caliente, que decora todas las mesas y que nadie come por motivo alguno.
Usía practique lo que viene.
Parfait de chocolate a la mentaHierva 3 min 150 ml de agua con 25 gr de azúcar. Vierta esto a una juguera. Agregue 175 gr de tabletas de chocolate rellenas con menta (After Eight, por ejemplo) y redúzcalo a pasta suave y homogénea. Añada una a una, mezclando, 3 yemas. Enfríe todo en la juguera. Agregue 150 gr de crema espesa y 1 cda de licor de menta. Mezcle todo una vez más y vierta en copas. Enfríe en el freezer. Una vez bien helado y firme, sirva el postre directamente retirado del freezer.