Es muy grave lo que sucedió la semana pasada en Huachipato. El directorio de la usina, aunque en rigor ahí solo opera Victoriano Cerda, tomó la decisión de ceder por tres meses a su arquero titular, el internacional boliviano Carlos Lampe. Con seis fechas por jugar, a los controladores acereros les dio lo mismo y dejaron partir a su portero a Boca Juniors, donde ataja Agustín Rossi.
Como la lógica del resultado manda y Huachipato ganó 3-0 a Universidad Católica, la decisión pasó colada. A Cerda y a sus compañeros de ruta no les importó que en el remate del torneo muchos de sus rivales estén pendientes de la suerte de su equipo, porque pelean por acceder a una copa o bien porque luchan por zafar del descenso.
En esta actuación se establece un desprecio por el campeonato. Por eso extraña que los dirigentes de las instituciones que conforman el eje de sustentación del actual directorio de la ANFP, cuya aspiración es prolongar los lineamientos de la administración en ejercicio, permitan que alguien que los considera un instrumento para sus planes de figuración y negocios particulares ejerza tamaño control.
Alguien dirá que no es así, pero los hechos así lo demuestran. Cerda invitó al almuerzo de esta semana, donde se selló la candidatura de Sebastián Moreno, hoy secretario general de la ANFP. En la misma ocasión, actuó con otros clubes para bajar la postulación de Jorge Uauy, presidente de Palestino, con el argumento de que el timonel de la nueva mesa debía pertenecer al directorio, aunque el cuestionamiento mayor fuera que lo consideraban un aparecido, olvidando que ha estado ligado a la dirigencia tricolor desde 1983.
Los nuevos en el fútbol, en su realidad paralela, estiman que esta actividad nació cuando irrumpieron ellos. No cuentan, eso sí, cómo se hicieron de los clubes. Varios de ellos, entre gallos y medianoche, con la misma rapidez que los vivarachos que embaucan a los incautos en la Alameda jugando al Pepito Paga Doble.
El Consejo de Presidentes de la ANFP debe entender que los estándares en el país cambiaron. No pueden existir dudas sobre el actuar de sus integrantes. El año pasado, durante la Copa Confederaciones, el diario La Tercera publicó un extenso reportaje sobre Moreno, mientras se desempeñaba como abogado en la División El Salvador de Codelco. Hubo desmentidos y explicaciones, pero nada aclaratorio.
En este escenario, auguramos una avalancha de investigaciones periodísticas que machacarán por mayores antecedentes. No bastarán las gestiones comunicacionales para aplacar los daños.
El fútbol chileno, en sus 85 años de vida profesional, resistió crisis feroces. La última, a partir del Sodoma y Gomorra del ahora esbelto Sergio Jadue. ¿Están dispuestos los clubes a otro terremoto? ¿Es posible que el principal articulador de la lista de la continuidad sea alguien que no le interesa el desarrollo del fútbol y cuyo único norte sea la pasada en operaciones de ventas de jugadores y por eso nada como pez en el agua con los principales agentes de la plaza?
El fin de semana largo puede servir para que reflexionen en serio.