Muchas fueron las postales que la memoria recogió en la jornada de ayer, cuando se conmemoraron 30 años del triunfo de la opción No en el plebiscito del 5 de octubre.
Entre tantos recuerdos, se da la coincidencia del mal momento de Colo Colo. Los albos marchaban últimos, con Arturo Salah en la banca, fueron eliminados en los octavos de final de la Copa Libertadores por Oriente Petrolero, pero enmendaron el rumbo en la primavera y ganaron la liguilla que les dio el segundo cupo al principal torneo de clubes del continente.
Tres décadas después, el panorama es igual de complejo. El equipo que arrancó con Pablo Guede y que hoy dirige Héctor Tapia, que primero tuvo a Aníbal Mosa en la presidencia, quien traspasó el mando a Gabriel Ruiz-Tagle, viene golpeado por su eliminación en los cuartos de final de la Libertadores y su retorno a este torneo en 2019 es un albur. Cuando se inicia la vigésimo quinta fecha, los albos se ubican a 10 puntos del segundo y el tercero, quienes acceden al principal torneo de clubes del continente.
El dato más duro es que sobre 24 partidos, Colo Colo perdió 10. En un campeonato de 30 fechas, al menos cayó en un tercio. Héctor Tapia matizó las formaciones, pero la respuesta de los suplentes lo obligó a recurrir casi sin pausa a los titulares. Los albos eliminaron a Corinthians en octavos de final de la Copa, pero sucumbieron frente a Palmeiras en los dos partidos de cuartos. En el medio cayeron con Everton, Antofagasta y Universidad Católica, sumando seis caídas consecutivas (perdieron en la vuelta con el "Timao").
Ante la exigencia, hubo certeza de que el equipo popular era corto, aunque el plantel pareciera extenso. Los cuatro partidos de la Libertadores horadaron la escuadra de Héctor Tapia. El entrenador no encontró respuestas para impedir la caída libre, pero ante todo -y acá el exdelantero comparte responsabilidades-, la conformación del grupo careció de visión. Se privilegiaron aspectos emocionales, hubo temor a la reacción de los hinchas en las redes sociales, sin percatarse de la extrema veteranía de sus integrantes. Entonces, cuando hubo que competir al máximo, los duelos coperos expusieron la extrema fragilidad de la estructura.
El espeso clima que hoy se respira en el Monumental sumó el castigo de disputar dos partidos sin público, por los incidentes en el clásico con Universidad de Chile. En una demostración de que el foco está en cualquier parte, el presidente de la institución, Gabriel Ruiz-Tagle, prefirió cuestionar a los dirigentes de la U por sus reclamos ante la ANFP y su Tribunal de Disciplina en vez de asumir el bochorno del sábado 25 de agosto.
Mañana reciben a Unión Española, en un cotejo decisivo. Lo sensato sería llegar con el actual entrenador hasta fin de año y que el director deportivo, Marcelo Espina, resuelva el futuro. Sin embargo, en las actuales circunstancias, cuesta pensar que Tapia resista otro golpe.
Clasifique o no a la Copa Libertadores o a la Sudamericana, en Colo Colo llegó el momento de la cirugía mayor.