La columna anterior explicó el desarrollo de la oposición a la dictadura cívico-militar de derecha que comenzó el mismo 11 de septiembre de 1973 y concluyó con nuestro triunfo el 5 de octubre de 1988, 15 años después. En dicha columna hice énfasis en la sobrevivencia de los partidos de la Unidad Popular y en los enormes costos políticos y sobre todo humanos que esta agrupación de fuerzas políticas recibió por parte de la dictadura. Sin embargo, en estas líneas quiero hacer énfasis en dos temas que también colaboraron a que la mayoría del país, en octubre del 88, rechazara lo planteado por la derecha de ayer y de hoy, que Pinochet fuera presidente hasta marzo de 1997.
El primer tema dice relación con lo que yo llamo el gran engaño que significaron para una parte de la ciudadanía -especialmente para el mundo del centro social y político, léase el electorado democratacristiano fundamentalmente- las inconsistencias e incoherencias expresadas en la práctica posterior de las primeras declaraciones golpistas, dando argumentos en favor de dicho golpe. Estos se condensan en un bando, el Nº 5, del mismo 11 de septiembre de 1973, que paradójicamente ha sido muy olvidado. Este bando argumenta las razones por las cuales se derrocó al gobierno constitucional del Presidente Salvador Allende.
Estimado lector, voy a citar textual algunos de los puntos de este bando y usted sacará sus propias conclusiones. El punto 1 dice: "El gobierno de Allende ha incurrido en grave ilegitimidad al quebrantar los derechos fundamentales de libertad de expresión, libertad de enseñanza, derecho de huelga, derechos de petición, derecho de propiedad y derecho, en general, a una digna y segura subsistencia". Como usted verá, estimado lector, solo respetaron durante 17 años el derecho de propiedad, todos los demás citados fueron violados sistemáticamente durante todo el período dictatorial.
En el tercer punto de este bando se sostiene que "el mismo gobierno se ha mostrado incapaz de mantener la convivencia entre los chilenos al no acatar y no hacer cumplir el derecho, gravemente dañado en reiteradas ocasiones". Si alguien no cumplió dicho argumento fue precisamente la dictadura. Nunca ha habido más división entre los chilenos, y los horrores hasta hoy nos duelen. En el punto 6 de dicho bando se sostiene lo siguiente: "También (el gobierno) reiteradamente ha quebrado el mutuo respeto que se deben entre sí los poderes del Estado, dejando sin efecto las decisiones del Congreso Nacional, del Poder Judicial y de la Contraloría General de la República, con excusas inadmisibles o sencillamente sin explicaciones". El Congreso Nacional fue disuelto y el Poder Judicial y la Contraloría fueron absolutamente obsecuentes con la dictadura.
Y, finalmente, en el punto 10 de este bando se sostiene lo siguiente: "Existe en el país anarquía, asfixia de libertades, desquiciamiento moral y económico, y en el gobierno de Allende, una absoluta irresponsabilidad o incapacidad que ha desmejorado la situación de Chile impidiendo llevarla al puesto que por vocación le corresponde, dentro de las primeras naciones del continente". Lo que estranguló las libertades fue la dictadura, el desquiciamiento moral llegó a su máxima expresión: fusilados, detenidos desaparecidos, exiliados, corrupción económica, etc. El bando Nº 5, que pretendió justificar el golpe, dejó en evidencia la gran estafa por parte de la dictadura cívico-militar de derecha al no haber respetado por sí misma ninguno de los fundamentos por los cuales fue derrocado el Presidente Allende, salvo el derecho de propiedad, que por lo demás identificó a la derecha con Pinochet.
El otro gran tema que, en mi opinión, llevó a la mayoría de los chilenos a decirles No a Pinochet y a la derecha fue la situación económica vivida durante la dictadura por las grandes mayorías del país. Este es un tema que ha sido blanqueado por los adherentes a la experiencia dictatorial, quedando la imagen equivocada de que durante esos años tuvimos un "milagro económico". Pues bien, vamos a los datos: el crecimiento del producto promedio anual en los 17 años fue de 2,9%; la tasa de inflación promedio anual fue de 79,9%; la tasa de desempleo promedio anual fue de 18%; las remuneraciones reales, teniendo como base 100 en 1970, alcanzaron 81,8%; y, la guinda de la torta, el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad de los ingresos, alcanzó su punto más alto desde que hay registro (0,54).
En definitiva, la mayoría que rechazó la continuidad de Pinochet, auspiciada por la UDI y RN, se fue construyendo a partir del rechazo a las violaciones a los DD.HH., el rechazo a la conculcación de todas la libertades y el rechazo a un modelo económico que, no obstante su precario crecimiento, profundizó la diferencia entre una minoría de altos ingresos y una mayoría que vivió estos años con mucha precariedad económica.