Monigotes y colores puros siguen siendo fundamentales en la obra de Bororo. Lo demuestran las diez grandes telas recientes, expuestas en Galería Artespacio. De ellas, el atractivo de más de la mitad obliga a dedicarle a cada una no pocas palabras de comentario. Es que el resto, debido a sus coloraciones más mezcladas y diluidas, a sus maliciosas figuras de historieta cómica menguadas por una abstracción mayor, pierden los quilates que acostumbra a proporcionarnos el pintor. Así vemos como, ante todo, la concurrencia figurativa resulta un baluarte suyo demasiado precioso e inherente a su acusada personalidad. Detengámonos en sus seis mejores aportes de hoy.
De esa manera, Habitantes amantes y Habitantes casados penetran con profundidad en un humor pleno de encanto. La deformación formal impregnada de ironía de ambas parejas. El primer caso se sitúa, ridículo y furtivo, dentro del cajón de un mueble doméstico; aquí el blanco y negro absolutos hacen vibrar con refinamiento los restringidos espacios de colores diferentes. En el lienzo siguiente, la intimidad de un dormitorio convencional y de lindo cromatismo permite penetrar la bien conjugada identidad anímica y de intereses de ambos caricaturescos, pero sinceros, personajes.
Ya dentro de un alejamiento parcial de lo reconocible, Otro grito constituye, a la vez, una deconstrucción bien equilibrada de la preponderancia arquitectónica y una interesante aproximación al surrealismo con ese gran ojo y ese pequeño rostro siniestro, dialogantes entre sí. Invasión, por su lado, interpreta criaturas de mirada a un mismo tiempo risible y amenazante. Emergen estas desde una alcantarilla mugrienta, donde bastan para definirla diluir el azul y reforzar las líneas horizontales. A los pajarracos Sobrevivientes, sus picos naranja los estabilizan en medio del caos de verdes, azulados y negros. Más presentes, los característicos monigotes nos introducen enseguida en medio de espaciales detonaciones de oblicuas rectas color naranja, sacudiéndonos mediante este genuino asomo a la Guerra. Contra lo que en apariencias pudiera parecer -digámoslo una vez más-, en la totalidad de los trabajos de ayer y hoy creados por el artista el ímpetu gestual y la fluidez del chorreo de pigmento operan expresivamente, por supuesto basados en la solidez del dibujo, de la composición, de la textura, del color.
Alicia Villarreal
Galería Patricia Ready ofrece en su sala grande la propuesta más reciente de Alicia Villarreal, empapada por un sentido trágico bastante probable alrededor de la destrucción que está sufriendo la naturaleza terrestre. En ella, el ingrediente conceptual se amalgama con la presencia directa del objeto, verdadero detonante de una fuga formal de fragmentaciones, provocada por el fuego y expandidas por el viento. Así, el punto de partida consiste en una instalación compuesta por un árbol completamente calcinado y del que solo restan tronco y pedazos de ramaje en progresiva disminución de tamaño. Con esto se logra una muy armoniosa dispersión que vuela bellamente rumbo al espacio. Su complemento directo corresponde a siete collages compuestos por trozos casi diminutos de madera quemada y de pedacitos de grabados sin color correspondientes a paisajes feraces. A ellos se suman otras alusiones simbólicas evidentes: montoncitos de residuos de mapamundis continentales. Y ya dispuestos sobre los muros, mapas territoriales borrosos e intervenidos, provistos de diestros dibujos ejecutados con ceniza o en una ocasión con acuarela; hojas amplificadas de enciclopedia escolar invadidos por manchas regulares.
Planetaria
Diez amplias pinturas de Bororo, donde en algunas la preponderancia abstracta tiende a ahogar su iconografía característica
Lugar: Galería Artespacio
Fecha: hasta el 29 de septiembre
Otra instalación
de Alicia Villarreal, subrayada por tangible participación conceptual
Lugar: Galería Patricia Ready
Fecha: hasta el 5 de octubre