A su manera, todas las vidas de los cinéfilos se parecen.
La pasión por las películas suele despertarse temprano, en general después de cumplir los 10 años, y va avalada casi siempre por las lecturas, lo divisado en TV y también vía internet. Los que crecimos en un mundo donde los filmes animados no dominaban aún la programación infantil solíamos caer en el embrujo mirando, además, lo que veían los adultos. Historias de acción, crimen, romance, aventura, que poco a poco -a medida que dejamos de ser niños- fueron adquiriendo nuevos sentidos y abriéndose a caminos infinitos.
Bertrand Tavernier (1941) lo tenía claro desde sus días de colegio, cuando ni siquiera pasaba por su cabeza la idea de transformarse en uno de los cineastas clave del cine francés de fin de siglo y en flamante presidente del Institut Lumière. Tal como le ocurrió a buena parte de sus contemporáneos, el chico se dejó arrobar por las imágenes porque estas evocaban las aún ominosas sombras de la guerra, o porque -al contrario- le permitían escapar de estas hacia otros relatos y otros imaginarios. Es sobre eso, sobre esa afinidad y esa fuga, que trata su "Voyage à travers le Cinéma Français" (2017), un documental cuyo título sugiere un recorrido a lo largo y a lo ancho, pero que en realidad es una visión personalísima y apretada al máximo -pese a sus más de tres horas de longitud- en torno a los cineastas y filmes que marcaron a fuego su infancia y juventud.
Tavernier dista de ser el primero en arriesgarse en estas aguas: desde que el cine cumplió cien años, allá por 1995, han surgido numerosos intentos por reflejar esas experiencias; algunos muy ambiciosos -como los monumentales "viajes" de Scorsese por el cine americano e italiano, y la notable "The Story of Film" (2011), de Mark Cousins-; otros, centrados en momentos estelares del audiovisual (el reciente "Hitchcock/Truffaut", acerca del libro de conversaciones entre ambos), o la particular obsesión que despierta en la audiencia un personaje o un filme: "Room 237" (2012) sobre las loquísimas teorías generadas a partir de "El resplandor", de Kubrick.
Este "Voyage" contiene un poco de todo eso, pero en ningún momento intenta ser omnicomprensivo o profesoral; más bien semeja un emocionante libro de recuerdos, donde la autobiografía da pie a la evocación de ciertos títulos, para que estos, a su vez, abran la puerta a sus respectivos autores, los autores a los rasgos de estilo y el estilo a la mirada y memorias de nuestro narrador, en perfecta armonía circular.
De ahí que esta "historia del cine francés" no parta por los pioneros, sino con la mercurial mirada de posguerra de Jacques Becker ("a quien tanto respeto que incluso ahora no me atrevo a llamarlo por el nombre") y señalando tanto las alturas inconmensurables alcanzadas por Jean Renoir, como sus atroces defectos de carácter. Personajes usualmente denostados por la propia generación de Tavernier -como Marcel Carné, Claude Autant-Lara o Julien Duvivier- son evocados con profunda emoción. El filme literalmente se detiene al momento de hablar de las inmensas actuaciones de Jean Gabin, pero también dedica un tiempo generoso a Eddie Constantine, un rostro de olvidados (pero adictivos) policiales clase B. Colegas como Truffaut, Godard y Rivette, a quienes amó y odió, batalló y apoyó, se convierten en personajes secundarios al interior de los perfiles de artistas "menores" como Joseph Kosma (compositor), Edmond T. Greville (director) o Claude Sautet (guionista y director), mientras que Jean-Pierre Melville, rebelde incurable y maestro de Bertrand, tiene espacio para brillar como el sol.
¿Y por qué no? A estas alturas ya no es posible hablar de una sola historia del cine. Cada uno de nosotros carga con su propia versión.
Voyage a travers le cinéma françaisbr
Dirigida por Bertrand Tavernier.
Francia, 2016, 192 minutos.
Disponible en Blu-ray y DVD