Deportes Temuco no se equivocó en la forma, pero sí en el fondo. Hizo los trámites correspondientes, pero entre la falta de experiencia, desconocimiento de la letra chica del reglamento y la carencia de información entregada por el jugador Jonathan Requena y su representante, perdió en las oficinas de la Conmebol lo que con justicia ganó en la cancha ante San Lorenzo de Almagro.
Sus reclamos, de acuerdo a los dichos de su presidente, Marcelo Salas, concluirán en el TAS, tribunal de arbitraje deportivo internacional, que quizás no resarcirá a los sureños, pero es probable que obligue a la Confederación Sudamericana de Fútbol a mejorar y actualizar sus procedimientos. No es aceptable, a esta altura del avance tecnológico, que el sistema de la institución que dirige la actividad continental no disponga de un método que rechace una doble inscripción.
El envío de una comunicación a los clubes, el lunes 6 de agosto, solicitando una reactualización de los futbolistas inscritos, cuando ya se habían disputado los partidos de ida de la segunda ronda de la Copa Sudamericana, no es serio. Que en la lista de Defensa y Justicia ante El Nacional de Quito apareciera Requena, cuando figuraba contratado por el cuadro de La Araucanía, desnuda que nuestras competencias continentales siguen siendo Macondo al compararnos con los torneos similares de la UEFA.
En lo futbolístico, Deportes Temuco se va invicto de la Copa Sudamericana. Con Dalcio Giovagnoli en la banca empató y ganó a Estudiantes de Mérida, mientras que Miguel Ponce superó en los dos partidos a San Lorenzo. La reconfortante campaña del ex lateral izquierdo muestra el 1-0 sobre Colo Colo. El alza en los números, pero ante todo en el juego, es evidente.
La media hora inicial ante los Gauchos de Boedo fue notable, transformando al arquero Nicolás Navarro en figura. Se aprecia fluidez en el manejo y aprovechamiento de los balones detenidos. Es clara la mejoría individual en todas las líneas. El desafío es mantenerlo, ahora que se concentrarán en el plano interno, donde al inicio de la vigésima fecha lucen 20 puntos, a sólo siete de Everton, que cierra la tabla de posiciones.
Capitalizar el impacto anímico del sólido rendimiento en la historiada llave con el conjunto trasandino es la tarea. Es un lugar común, pero si en la competencia local sostiene el ritmo, intensidad y aplicación de la Copa Sudamericana, es posible ilusionarse con salir pronto de la zona de riesgo y, por qué no, si alcanza el envión, abrochar otra clasificación a un campeonato internacional.
La experiencia de los temuquenses es un acicate para los provincianos. Disponer de ocho plazas internacionales abre la posibilidad de medirse en otro nivel, pero ante todo de progresar en el ámbito institucional. Es una fiesta que, salvo Cobreloa, pocos vivieron con frecuencia.
En la mirada profunda, se aprecia la mano de Marcelo Salas. Como jugador aprendió de chico a luchar por objetivos grandes y eso se traspasa. Buenas y malas lo acompañaron en este camino, pero si trazamos la mirada larga, no hay duda que va por la senda correcta. En 2008 fundó Unión Temuco y arrancó en la tercera categoría del fútbol nacional. Una década después está en la Copa Sudamericana. El saldo es positivo.