Para nosotros, el modesto gremio de columnistas, la salida de Gerardo Varela del Gobierno es una pequeña tragedia. Perdimos a nuestro colega en el poder. Y al mismo tiempo se nos hizo ver que los columnistas probablemente seamos el antónimo de los políticos.
Los columnistas tratamos de transmitir nuestra opinión, nuestro punto de vista, de la manera más atractiva posible. Usamos recursos como metáforas, analogías, hipérboles. Los que tratamos de ser de verdad no buscamos con este ejercicio hacer proselitismo ni tratar de agradarle a nadie. Simplemente intentamos que nuestros lectores se formen su propia opinión azuzados por nuestra particular perspectiva.
Ser político es un oficio distinto. Muy. Por eso creo que lo mejor es que los columnistas se olviden -nos olvidemos- de incursionar en la política.
Es duro este momento. Cada vez que pasa algo así me acuerdo del poema de Auden, "Funeral Blues": "Paren todos los relojes, corten el teléfono / Denle un hueso jugoso al perro para que no ladre / Callen los pianos y, mientras retumba un sordo tambor, / Saquen el féretro y dejen salir el dolor / Ya no queremos estrellas: retírenlas todas / Desmantelen el sol y empaquen la luna / Talen los bosques y vacíen los mares / Porque a partir de hoy solo habrá pesares".
Pero junto al pesar, también habita un sentimiento de inequidad. ¿Cuántos políticos contrarios al signo político de Varela han hablado leseras antes y han pasado piola, y se han mantenido en sus cargos de poder?
¿Qué le pasó a Nicolás Eyzaguirre cuando dijo que su gobierno quería quitarles los patines a los niños que andaban más rápido? Nada. O cómo olvidar esta otra: "Nunca pude tener (con Soledad Alvear) la química que tengo con Michelle (Bachelet). Quizá era por su personalidad más estructurada que me costaba saber a quién tenía al frente. Pero con mi 'gordi' sí lo sé".
¿Qué le ocurrió a Guido Girardi cuando dijo que la gripe porcina podía contagiar a dos o tres millones de chilenos y que "fácilmente podríamos tener 100 mil muertos"? El Estado de Chile se gastó millones de dólares en vacunas que luego hubo que botar porque no se necesitaron. ¿Consecuencias para él? None.
Otro es Hugo Gutiérrez. Tiene una antología de frases insólitas, pero yo me quedo con la más hardcore : "Hinzpeter tiene el síndrome del niño abusado. Un judío que actúa como nazi".
Y qué me dicen de esta joya del senador Quintana: "Nosotros no vamos a pasar una aplanadora, vamos a poner aquí una retroexcavadora, porque hay que destruir los cimientos anquilosados del modelo neoliberal".
Para no ser menos, el ex ministro Arenas dijo que llegarían "brotes verdes" en la economía, pese a que estaba todo marchito.
Y me guardo para el final al ex ministro Campos: "El domingo fui a conocer el centro donde murió esta niña Lissette (...) Encontré un centro ordenado, limpio, pequeño. No vi los hacinamientos que algunos le atribuyen y, perdónenme, tenía hartas más comodidades que las que yo tuve en el Internado Liceo de Hombres de Talca".
¿Se dan cuenta? Hay un claro doble estándar para juzgar. Con los columnistas... implacables. Con los políticos... manga ancha.
¿O es de otra manera como ocurre el desbalance? Le voy a dar una vuelta.