Compatriotas:
Como ministros del presidente nos sentimos con la obligación de dar a conocer la situación con la que nos encontramos.
En una frase: el gobierno anterior era más deficiente y medio|cre de lo que imaginamos.
Nos legó un raído y errático presupuesto, despilfarros en materia educativa, crisis y cierre de industrias por campos y ciudades y una debilitada posición en el concierto internacional.
En el Ministerio de Hacienda floreció la irresponsabilidad administrativa, la apatía sectaria y la ceguera ideológica, cuyo impacto en los dineros fiscales es de tal magnitud, que no se descarta el mal uso y abuso de los dineros públicos.
En Agricultura hay desastres sobre desastres y el ministro no solo necesita una escoba para barrer la corruptela, sino un báculo para espantar a los operadores políticos enquistados en las paredes del ministerio.
En Relaciones Exteriores, nuestro exembajador en Alemania, que afortunadamente se educó en las armas, no puede avanzar con la prestancia que lo caracteriza, porque incluso en la diplomacia se relegaron los intereses nacionales en beneficio de las prebendas y los pequeños nepotismos.
El ministro de Educación, que como todos sabemos es un creador notable, designó una comisión para destrabar una caja de Pandora rebosante de favores políticos, dineros caprichosos y viáticos indignantes.
Los ministros que firmamos esta carta sentimos el deber moral de señalar con meridiana claridad lo siguiente: el gobierno anterior nos entregó un país demolido y carcomido.
Nuestra misión es retomar la senda de progreso del primer gobierno del presidente.
Hacienda enfrenta el desafío con espíritu portaliano y profundo nacionalismo.
¿Qué podemos decir del arado, la tierra y el azadón? ¿Con qué se encontró el ministro? Con un proceso larvado de incerteza jurídica, plagado de ideas foráneas que hasta se oponen al rodeo. En la revista Topaze se escribió que era un huaso de pantalón corto, soquete y bototo. La ofensa no le hizo mella, porque lleva con orgullo su rostro de boy scout.
Estamos seguros de que el ministro de Relaciones Exteriores será un testigo de la historia, e incluso más: es parte de la historia.
¿Qué chileno con el corazón bien puesto no ha leído las obras del ministro de Educación? Desde luego, la breve y alada El niño que enloqueció de amor. Y esa más severa y adulta: Gran señor y rajadiablos.
En nuestros hombros recae la tarea de recomponer el país derruido y descompuesto que nos legó el gobierno de Gabriel González Videla y su Alianza Democrática, coalición electoral mediocre, fracasada y ahora desaparecida.
Bajo el liderazgo del presidente Carlos Ibáñez del Campo sabremos cumplir nuestra tarea.
¡Viva Chile!
Jorge Prat Echaurren, ministro de Hacienda.
Eduardo Barrios, ministro de Educación y premio nacional de Literatura.
Tobías Barros Ortiz, ministro de Relaciones Exteriores, exmilitar, diplomático y escritor.Santiago Wilson Hernández, ministro de Tierras y Colonización y director general de Boy Scouts de Chile.