Bien puede hablarse de este libro como un rescate de poesía de alto valor patrimonial. El autor de la selección, Diego Muñoz, editaba una sección llamada "Lira popular", que recuperaba una tradición decimonónica, en los diarios Democracia y El Siglo, en la primera mitad de la década de los cincuenta; y, en conjunto con la Universidad de Chile, organizó en 1954 el I Congreso Nacional de Poetas y Cantores Populares. Así venía a demostrar que ese arte, el de la composición poética en décimas, no se había extinguido; al contrario, gozaba de muy buena salud. Años más tarde, en 1970, publicó esta antología que hoy recupera Tácitas, con los cinco poetas populares más destacados que conoció y publicó. Uno de ellos, Raimundo Navarro Flores, no sabía ni leer ni escribir. Componía de memoria, en voz alta, mientras caminaba o trabajaba, hasta afinar las décimas. Cuando consideraba que estaban listas, iba a la casa de Muñoz -su "escribano"- y le dictaba hasta seis composiciones, es decir, 324 versos. Los cinco poetas antologados representan también un modo de vida. Sus biografías (de varias páginas cada una) también son patrimoniales; escribe Muñoz en el prólogo que se trata de "cinco hombres del pueblo que aprendieron apenas a leer y escribir; cinco destinos diferentes: un campesino, un exminero, un zapatero que trabajó de niño en la agricultura, un campesino que se hizo minero y a quien la mina mató en vida y, finalmente, un juglar que no ha hecho otra vida, sino la que es propia de los juglares, o sea, glosar los acontecimientos y cantarlos por calles y caminos".
Es fácil ver, a la luz de lo anterior, de dónde se nutrió Violeta Parra, por ejemplo, pero también cuál es el sustrato profundo de la vitalidad y calidad de la poesía chilena. Estas décimas respiran talento y un conocimiento del idioma que no viene precisamente de la escuela, sino de la conversación, la observación y la voluntad de expresar lo que se ve y lo que se siente. También, considerando el tiempo en que estos poetas nacieron y vivieron, su poesía es una muy interesante mirada a la historia de Chile en las primeras décadas del siglo y aun hacia atrás, porque también resuenan los ecos de la Guerra del Pacífico y de la Guerra Civil del 91. La religión también está muy presente, sobre todo en relación a los angelitos, los niños que mueren y que convocan a acompañar a sus deudos con composiciones que abren camino a la esperanza.
diego muñoz
Ediciones Tácitas, Santiago, 2018.
125 páginas.