En los últimos días y díos hemos visto cómo un Presidente y una ex Presidenta han usado y usada públicamente el lenguaje y la lenguaja inclusivo e inclusiva.
"Me produce mucha emoción y mucha alegría volver a Lota, y aprovecho de saludar al señor alcalde dueño de casa, al señor intendente, al señor ministro de Vivienda, a la señora y el señor senador, a los señores diputados y para estar a tono con los tiempos a todas, a todos y a todes, como se dice ahora", dijo el gobernante.
"Queridos amigas, amigues y amigos. Me decían que hay que decir amigues no más, porque incluye a todos, nada de amigas, amigos y amigues", expresó poco después la ex gobernanta.
Es que así están las cosas y también los cosos. Y les coses, por cierto. Y por cierta. Hablar en público y en pública se ha vuelto y vuelta muy difícil.
"Escribo con miedo", me decía esta semana un amigo periodisto. "Yo vivo con miedo", le respondí. Expresarse en públique es imposible. La opción de cometer errores es infinita. Y no se vaya a interpretar que digo "infinita" tratando de insinuar que errar es más femenino que masculino. Todes cometemos errores. La palabra "error" es masculina. Se dice "el" error. No "la" error. ¿Se entiende? Es más, estoy seguro de que nosotros los hombres somos más imperfectos que las mujeres.
Pero no me malinterpreten. En el ejemplo anterior no quise dejar deliberadamente fuera a otras comunidades que no pertenecen al mundo "masculino" y "femenino". Era solo un ejemplo. O una ejempla o ejemple, como quieran.
Tampoco es mi intención criticar al señor Presidente y a la señora ex Presidenta. A ambos (¿ambes, se dice?) les respete mucha, mucho y muche, ya que soy muy presidencialiste; entonces, no va por ahí lo que quiero decir.
Mi punto, o mi punta, como quieran llamarle, es que me preocupa que por este afán de instalar el lenguaje inclusive (quise decir "inclusivo", pero no me atreví a no decirle "inclusive", pese a que suene ambiguo, o ambigüe) terminemos hablando de una moda o un modo completamente incomprensible y terminemos más incomunicados e incomunicadas o entendiéndonos menos y menas de lo que ya estamos hoy en día y dío.
Créanme que estoy haciendo un esfuerzo y una esfuerza enorme por intentar decir lo que quiero decir de la manere más correcte posible. Pero no es fácil. Quizás a alguien, alguna visionaria o visionario o visionarie, se le ocurra hacer un diccionario, o diccionaria o diccionarie que nos ayude a resolver este probleme.
También ayudaría que se desactiven de fábrica les correctores ortográfiques que vienen incorporades en los computadores. Yo no supe cómo y no se imaginan lo que me he demorade en escribir esta columna, luchando contra el bendite Word, que me ha hecho retipear una y otra vez cada palabro y palabre.
En fin, si me permiten, lo único que estoy tratando de decir es que la inclusión, la no discriminación, el respeto a las diferencias, la equidad de trato no son chiste. Pero corremos el riesgo de convertirlos en algo para la risa si no paramos el escándalo y le ponemos sensatez al tema. O temo.