Charlie (el extraordinario joven actor Charlie Plummer) sale a trotar por las cercanías del sucio y desangelado vecindario al que acaba de mudarse junto a su padre, en Portland (Oregon), y da con el lugar donde conocerá al caballo que da nombre a la película: "Lean on Pete".

A sus 15 años, Charlie -delgado, de aspecto frágil, más bien pequeño- quiere mantener su estado físico: era un buen jugador de fútbol cuando iba a la escuela. No sabe si algún día pueda volver a estudiar.

Detiene su trote al divisar un hipódromo de mala muerte con la idea de conseguir algún trabajo. Así -"aumentando" un poco su edad- se convierte en el último de la fila del staff de Del (Steve Buscemi), el dueño de Lean on Pete, un caballo de carrera de distancias cortas (de cuarto de milla), con más pasado que futuro. No es mucha la paga y Del es bastante rudo, pero allí encuentra un lugar para él y algo para el sustento diario.

De su padre -un sujeto alegremente irresponsable- no cabe esperar demasiado. Por de pronto, la casa que habitan tiene más cucarachas que alimentos. De su madre no sabe nada: lo abandonó poco después de nacer.

Inevitablemente, Charlie se encariña con Lean on Pete, pese a las reiteradas advertencias de Bonnie, una jinete (Chloë Sevigny): "No lo tomes como mascota".

Charlie es un chico carenciado. Si hubo alguien alguna vez que se preocupó de él fue una tía que vive en algún lugar de Wyoming. Ella, siente él, es su hogar, si es que aún está allí. Rencillas de la tía con su padre pusieron distancia entre ambos.

Una serie de dramáticos hechos que se precipitan y lo dejan en un desamparo aún mayor del habitual, gatilla su decisión de ir en su búsqueda. Emprende rumbo en un viaje riesgoso, intempestivo y más bien desesperado, huyendo, entre otras cosas, de la posibilidad de los Servicios Familiares (nuestro Sename). Y con él se lleva a Lean on Pete, cuyo sino le parece semejante al suyo.

El director británico Andrew Haigh ("45 años") se basó en la novela del norteamericano Willy Vlautin para construir con sensibilidad pero sin excesos un melodrama entrañable, relatado con sencillez y elegancia. Con 7 galardones a su haber, "Lean on Pete" se presentó en Venecia 2017, donde Charlie Plummer obtuvo el premio Marcello Mastroianni al Mejor Actor Joven. (Gran banda sonora de James Edward Barker).

La accidentada travesía de Charlie -bellamente filmada por el director de fotografía Magnus Nordenhof Jønck- se convierte en un recorrido de sorprendentes giros dramáticos.

Una vez emprende la huida, como en una roadmovie donde cruza carreteras, desiertos, caseríos, ciudades, Charlie avanza con la sola compañía de Lean on Pete, que se convierte en su "confidente". Más bien callado y temeroso, es recién aquí cuando escuchamos por primera vez sus profundos y antiguos dolores, sus añoranzas, sus rabias, que brotan empujados por el agotamiento, la aplastante vastedad de los solitarios parajes que atraviesa y su lucha contra la desesperanza.

En el camino -como en "El Principito"- se encontrará con zorros, serpientes y rosas.

"Cuando no tienes a dónde ir, estás atrapado", le dice alguien, en alguna parada. Y justo eso es lo que él tiene meridianamente claro. Esa convicción es la fuerza que ha impulsado a este muchacho titubeante, inocente y tímido a lanzarse en la búsqueda del camino a su posible hogar: su tía. Aunque tenga que partir por averiguar dónde realmente está. Torpe pero decididamente. Es un asunto de supervivencia, algo que Charlie conoce muy bien desde que nació.

Un emocionante relato lleno de humanidad.

Una joya.

(En tienda Fílmico, Paseo Las Palmas).