Divertida, lúdica, de rasgos poéticos y mágicos, también algo clownesca o extravagante, mejor aún, aguda, "Ma tache" (Mi mancha), venida de Bélgica, es una de las visitas foráneas más atractivas con que este fin de semana el Famfest cierra su undécima edición. A medias teatro de sombras y gestual, sin palabras, el cuarto montaje del grupo "O quel dommage" (Ah, qué lástima) en sus 8 años de actividad, estrenado con éxito en 2017 y ya con un extenso itinerario de giras por el mundo, es el primero que destina a infantes desde los 4 años.
Tiene la particularidad de que los chicos ríen alegremente con los giros de su cuento porque ellos mismos ya juegan con sus propias sombras; pero la aparente simplicidad de su propuesta se abre a inesperadas capas de lectura y resonancias estimulantes para los más crecidos, hasta para los mayores (como que la palabra "tache" ostenta otras acepciones: marca, tarea, borrón).
Limpiamente ejecutada sin duda, se centra en una solitaria mujer-niña que se dispone a celebrar su cumpleaños encerrada en su departamento, cuando descubre que su sombra se ha independizado de ella y rebelándose adquiere vida propia. Luego, la protagonista accede mágicamente a esa realidad paralela surgida de la luz, que ella prende o apaga con un chasquido de sus dedos, e interactuando con su silueta parece hacer las paces con su 'doble' y decide finalmente abrir la puerta para que el mundo exterior entre a su existencia.
Tiene el aspecto de un unipersonal pues hay una sola actriz a la vista, pero tras una cortina y una pared traslúcida otra ejecutante anima con ingeniosos procedimientos a su 'mancha'; una huella que no es idéntica a ella, como si estuviera incómoda o en desacuerdo con el reflejo que proyecta y debe como tarea aprender a aceptarlo para reconocerse.
¿Complicado? No, porque la entrega fluye de modo tan diáfano que funciona como un ingenuo juguete teatral para chicos, sin que pierda para nada su carácter de acertijo, de pasatiempo enigmático y nada de inocuo. Mientras se sigue la aventura prodigiosa de esta niña disfuncional, uno puede asociar lo que está viendo con la sombra de Peter Pan, que él esquivaba como si no fuera parte de sí, o con los mundos absurdos y oníricos que visita la Alicia de Lewis Carroll; hasta, extremando la nota, con la alegoría de la caverna de Platón. La imagen de remate, incluso, sugiere una abismante paradoja: que nosotros, quienes presenciamos esa ficción, no somos más que la 'dimensión desconocida' de esa virtualidad y que la 'mancha' nos puede apagar y hacer desaparecer con solo hacer sonar la yema de los dedos.
En Matucana 100, hoy últimas funciones a las 12:00 y 17:00 horas.