Siempre es importante ganar, sobre todo en el terreno internacional. Por eso es gratificante la victoria de Deportes Temuco sobre San Lorenzo de Almagro en la Copa Sudamericana, aunque el conjunto argentino apeló por la eventual mala inscripción del volante Jonathan Requena, anotado por Defensa y Justicia en la fase inicial, donde ni siquiera fue a la banca.
El equipo de Miguel Ponce venció 2-1 a los "Gauchos de Boedo" en una noche inolvidable en el Nuevo Gasómetro, pero ante todo reivindicó la forma. No se colgó del travesaño, tampoco salió a buscar a su rival quemando las naves, en especial cuando quedó en desventaja. No confundió atrevimiento con desorden. Propuso un partido agresivo, apuró la salida de San Lorenzo, que dividió en muchas ocasiones. El balón lo manejó con precisión y profundidad, incluso en el cuarto de hora inicial del complemento, cuando fue superado.
Mérito del entrenador y sus jugadores. En ningún momento se vieron sobrepasados por las circunstancias. Es cierto que el cuadro de Claudio Biaggio se encuentra en proceso de reformulación y pretemporada, pero Ponce apenas había dirigido un partido (el sábado ante Antofagasta), en un conjunto cuya tarea central es evitar el descenso. Si a eso agregamos que sus nuevas incorporaciones recién están instalándose, con evidentes diferencias de plantel en favor de los trasandinos, concluimos que la victoria sureña solo puede calificarse de extraordinaria.
Pensar que Temuco está clasificado a los octavos de final de la Copa Sudamericana sería un despropósito. Los clubes grandes poseen una vida extra y, con seguridad, San Lorenzo recurrirá a ese aforismo futbolero el próximo 15 de agosto en el Germán Becker.
En el balance, la primera conclusión es el sobresaliente lapso inicial. Mathias Riquero, figura por sus dos goles, pero también por su capacidad táctica para relevar a sus compañeros en la mitad del campo y "apichonar" al bisoño Claudio Zamorano (arriesgó la expulsión en una plancha a Nicolás Blandi), simbolizó el espíritu del equipo. En los 45 minutos iniciales, Cristián Canío nos recordó su técnica e inteligencia, con el sacrificio de Lucas Campana y Alfredo Ábalos en las franjas. Los dos últimos bregaron sin pausas para desahogar, pero no titubearon para colaborar con los laterales.
En el fondo, Luis Casanova cumplió una faena notable. Con aplomo, se acercó al zaguero que Eduardo Berizzo y luego Marcelo Bielsa vieron como opción de recambio para el ciclo posterior a Sudáfrica 2010. Cristóbal Vergara también rindió, al igual que los laterales Jaime Soto y Yerko Águila, junto al arquero José Gamonal, sobrio, más allá del rebote en el cabezazo de Blandi en el arranque y cierto apresuramiento en la acción del gol. En los cambios, Rubén Farfán no desentonó, mientras Nicolás Bertochi y la pegada de Jonathan Requena (ejecutó el córner y el tiro libre en los dos goles) atisban que serán aporte.
En el cierre, el espíritu de Matías Donoso. Con esa actitud y compromiso, será clave en la levantada de un cuadro que exhibe argumentos para no pasar zozobras. Repetir o acercarse a este nivel es la tarea, en especial este domingo, cuando visiten a San Luis. Una final por la permanencia en la categoría.