Los resultados del cuarto Concurso Artespacio Joven BBVA se están mostrando en la galería organizadora. Esta vez, entre 340 participantes se seleccionaron 42 ahora mostrados. A diferencia de años anteriores, no aparece ningún autor claramente destacado y que pueda considerarse una auténtica revelación juvenil. Probablemente, Isidora Villarino resulta lo más cercano a ello. Sin embargo, obras suyas habían llamado la atención en anteriores certámenes o en una exhibición individual suya. Asimismo, es de lamentar que su presente trabajo gráfico no haya recibido distinción alguna. Es que su bien definida personalidad, su austeridad formal, su expresividad reconcentrada y vigorosa no logra imponerse a primera vista o en medio de la vistosidad superficial de otros concursantes. En todo caso, su actual par de interiores arquitectónicos que no requieren coloración alguna que recogen hálitos refinados de una decadencia material llena de sugerencias.
Del resto del conjunto habría que indicar ciertos nombres. Entre los premiados, el merecido tercer lugar de Amelia Campino y el dinamismo elegante de su trama inagotable de suaves ondulaciones de horizontales líneas paralelas blancas sobre fondo gris muy oscuro, logrando un particular contrapunto espacial. Sumemos también las tres menciones honrosas. Son la escultura en madera, de Valentina Jara, donde el limpio volumen refleja concentrada tensión interior; Carlos Vidal , con su interesante efecto óptico, capaz de deslumbrar los ojos del espectador mediante el dibujo de vulgar pitilla blanca que define una sucesión de figuras geométricas iguales, generando una especie de estrellado cielo nocturno; la vitrina de Alejandro Leonhard en función de gabinete de reliquias contemporáneas, cuyas armoniosas repisas lucen negros pedazos desgajados de neumáticos, cual muestrario de los excesos de la velocidad urbana.
Junto a los anteriores, cabe agregar la exquisitez del claroscuro en el paisaje sin color de María Hurtado, atractiva transición entre fotografía y pintura. O el abstracto trabajo pictórico de Antonio Mundi, con aspecto de vestigio lapidario, rescatado desde un pasado muy lejano, donde además se integran muy bien informalismo y una geometría simple con algo de signo cabalístico. Asimismo, convencen los aportes de Melissa Ferreira y Daniela Veliz. La primera, por intermedio de un rollo pictórico del que se alcanza a ver solo una porción; ofrece este el entremezclado panorama, a ras de suelo, de vestigios vegetales deteriorados por huellas de tráfico automotriz. De la impresión fotográfica obtiene, la segunda, visiones realistas que aluden a una breve frase poética. Por último, tenemos a Paula Ceroni -azules deshilados de tela con siluetas humanas en afanoso e inconexo trajín- y a Laura Galaz con su fachada de vivienda que integra precariedad y progreso.
Más jóvenes en el MAC
Dos exposiciones reúnen también trabajos de numerosos jóvenes en el Museo de Arte Contemporáneo. Así lo hacen en el zócalo, alrededor del concepto Padres de la Patria y de monumentos. Sin embargo, a poquísimas obras permiten entender semejante propósito rector. Dentro de un conjunto heterogéneo, de logros escasos, las dos realizaciones más cercanas a la temática impuesta se convierten en las de mayor interés. Desde luego, cuelgan dos fotografías bien conocidas del público, pertenecientes a la original y burlona serie "Ecuestre" de Andrés Durán. Más novedoso y reciente emerge el evocativo, el bien facturado e inquietante "El sueño de Javiera", de Matthew Neary. Otro par de nombres dignos de recordarse corresponden a Tarix Sepúlveda y su transparente, devoto "Confesionario" simbólico; Simón Sepúlveda, con una tapicería en cinco partes que rinde un personal y figurativo homenaje a los inmigrantes haitianos.
Tampoco "Dobles de proximidad", salvo escasas excepciones, consigue dejar en claro su hilo conductor ni entusiasmar. Entre los participantes, que alberga la totalidad del primer piso del MAC, recatemos primero un autor nacional y uno extranjero. Sobre todo, Amalia Valdés y el mexicano Chavis Mármol. Este, con su atrayente agrupación de esculturas se ríe con agudeza y gracia, tanto de la escultura abstracta, como la del pasado; le basta el uso del más vulgar material coloreado. Valdés, entretanto, se impone mediante una geometría poderosa, rutilante, de bordes levantados, lo cual genera un particular dinamismo. El video de Nicolás Rupcich detiene su estática mirada desde lo alto y hacia la belleza natural de farellones costeros. El canadiense Guillaume Brisson Darveau parece evocar el episodio inicial de los orangutanes, en el célebre filme de Kubrick.
IV CONCURSO ARTESPACIO JOVEN BBVA 2018
A pesar de sus participantes numerosos, echamos de
menos revelaciones, como las de años anteriores
Lugar: Galería Artespacio
Fecha: hasta el 21 de julio
HÚSARES TRÁGICOS
Dobles de proximidad
También con una muy nutrida concurrencia joven,
destaca por lo heterogéneo y un nivel de calidad
disparejo
Lugar: MAC
Fecha: hasta el 9 de septiembre