Intensos y productivos han sido los acercamientos entre el movimiento Progresismo con Progreso y el matrimonio Gutenberg Martínez y Soledad Alvear.
Aproximaciones sin estridencia mediática ni farándula partidaria, que van a marcar el centro político chileno.
Su eje orgánico, por cierto, está más allá de la DC.
En ocasiones las reuniones se han realizado en el acogedor domicilio del matrimonio.
Otras veces, en cambio, en el bonito departamento de Mariana Aylwin.
La idea es irse turnando y cada invitado llega con alguna provisión, porque tampoco se trata de cargarle la mano al anfitrión. Gutenberg, con el humor que lo caracteriza, bautizó esas provisiones como "engañitos".
Los cónclaves se inician a las siete de la tarde y no se extienden más allá de las nueve, por el frío de la estación y para no descuidarse.
Han descubierto que son más los puntos de encuentro que las diferencias -en realidad todavía no encuentran ninguna- y las coincidencias entre ambas corrientes han surgido de forma alegre y natural, porque en vez de varias sensibilidades se han encontrado con una nomás.
En cada reunión la participación ha sido constante y el afecto partidario, aunque sin partido, ha ido en aumento.
El nivel de las conversaciones es elevado, respetuoso y no se ha descuidado algo esencial: el aspecto humano de los participantes, seres integrales que no viven pensando en el poder, sino en algo tan sencillo como ese queque que no ha faltado en las reuniones. Aportes de Delia del Gatto, Hugo Lavados o Alvaro Clarke, donde destacaron el de vainilla, el con mandarinas y el plátano canario con frambuesas.
El sentido comunitario y solidario ha sido manifiesto y espontáneo, conversaciones equilibradas y sensatas, sin extremismos de ninguna especie, donde cada participante habla con conocimiento de causa y pensando en el bien común.
Eduardo Aninat, por ejemplo, explicó las alternativas de jubilación, aquellas en UF, con retiro programado y retiro parcial del fondo.
El doctor Pedro García, por su parte, se explayó con las vacunas en Chile desde mediados del siglo pasado. Fue con diapositivas, hasta que trabó el carrito, pero eso no menguó el interés y más cuando el facultativo aportó un set de vacunas contra la influenza.
Después del espontáneo vacunatorio, en el living room, se pasó al comedor para analizar la reunión entre Trump y Kim Jong-un, que algunos calificaron de histórica. Y otros no.
En otro momento, Clemente Pérez analizó la juventud chilena durante los 80.
La charla se complementó con Zarko Luksic que hizo lo propio, pero desde su experiencia de ser joven en el Chile de los 70.
¡Cuántas anécdotas, suspiros y recuerdos!
Y fue inolvidable el aporte de Felipe Sandoval: un salmón al horno bañado en salsa flecha roja.
Este nuevo centro en fragua y formación, en fecha próxima, convocará a un primer acto público y masivo: una marcha ciudadana.
Aún no hay fecha, pero sí travesía: desde el departamento de Mariana al domicilio Martínez & Alvear.