En Chile parece no haber suficiente conciencia del empeoramiento de la situación internacional. No somos inmunes a las repercusiones nacionales de cambios externos adversos. Debemos prevenir y revisar nuestra estrategia global.
Trump no nos puede dejar indiferentes. Sus políticas amagan al menos dos pilares de nuestra política exterior: el libre comercio y el multilateralismo. También deben preocupar sus decisiones migratorias: pueden perjudicar a decenas de miles de chilenos en sus permisos de residencia en los Estados Unidos, afectar el intercambio y las facilidades de viaje, el visa waiver , a Norteamérica.
Las permanentes presiones proteccionistas en EE.UU. tienen ahora un presidente acogedor de las barreras a las exportaciones chilenas. Trump no es Reagan, que acogió las gestiones diplomáticas nacionales y rechazó las propuestas para gravar con derechos compensatorios al cobre, y decretar limitaciones a la temporada de ingreso de fruta chilena.
El cierre de las fronteras en América del Norte, las medidas restrictivas europeas para el ingreso de extranjeros y el deterioro en la seguridad en América Central, en particular en Nicaragua, El Salvador, Guatemala y Honduras, podrían incrementar las presiones migratorias a Chile, que recién se está ocupando seriamente de gestionarlas.
Están además los importantes efectos económicos del alza de las tasas de interés en Estados Unidos, del fortalecimiento del dólar, de la fragilidad de América Latina, las incertidumbres en Brasil, los peligros de la guerra comercial que parece iniciarse y las derivaciones del Brexit y de las divisiones en la Unión Europea.
Nuestros vecinos se han complicado seriamente de un año a otro. Argentina atraviesa por una seria crisis cambiaria de trascendencia política evidente. Perú se desenvuelve bajo un presidente de reemplazo, sostenidamente debilitado. Evo Morales está en espera del fallo de La Haya para aumentar su populismo y agresividad en contra nuestra y ser reelecto indefinidamente.
Con alivio se ha recibido la elección del Presidente Duque en Colombia. De haber sido elegido Gustavo Petro, un ex guerrillero marxista, partidario de Chávez y Maduro, habrían surgido mayores obstáculos a la integración regional, incertidumbre sobre el futuro de la Alianza del Pacífico, sobre el importante comercio e inversiones binacionales y otro impulso a la emigración colombiana.
No sabemos las derivaciones de la inminente elección de Andrés Manuel López Obrador como Presidente de México. Está en duda su compromiso con la Alianza del Pacífico, sus lazos con Maduro y el alcance de su desconfianza con el sector privado mexicano, inversionista y socio relevante en nuestro país.
Los drásticos cambios internacionales requieren fortalecer la disciplina fiscal, diversificar el comercio y, junto a una diplomacia profesional, ajustar nuestra estrategia y gestión internacional.