La mordacidad entre filósofos es de las cosas que redime la filosofía. Cuando uno lee a Molnar riéndose de Heidegger, queda de estupendo humor. Según el húngaro, Heidegger estira y retuerce las etimologías a fin de lograr las ideas más novedosas y raras. Como cuando Usía explica que la palabra "corcho", que contiene la sílaba "cor", está emparentada con la palabra "cartucho", porque, después de todo, entre "cor" y "car" hay una diferencia fonética mínima (Derrida, el no-filósofo francés, escribe variaciones sobre este tema). ¿Y qué sugiere este parentesco? Muchas cosas. Como que los "cartuchos", o sea, las bolsas para meter vituallas, simbolizan cierta virginidad un poco gansa provocada por una inmoderada afición a las bebidas alcohólicas, para disfrutar de las cuales hay que eliminar, previamente, el corcho. Bolsas, virginidad y bebidas alcohólicas están, pues, misteriosa, íntimamente ligadas. Y esto hace que la realidad aparezca extrañamente sorprendente y novedosa: ¡estamos a punto de refundar la metafísica (o destruirla)!
Hete aquí que la realidad supera toda imaginación. ¿Conoce Ud. los
"doughnuts", esas roscas fritas que los yanquis ingurgitan con pasión? No crea que se trata de una golosina ontológicamente inocente. No, señor, porque los mejicanos han dado en la flor de traducir esa palabra con el término "dona", cosa rara porque en Méjico se prefiere pronunciar las "a" inglesas como "o": "
lunch", dicho por un inglés, suena "lanch"; un mejicano dirá "lonch". Y de ahí deriva (¡agárrate, Catalina!) la palabra "lonchera", cajita para llevar los niños sus sándwiches al colegio. Pues bien, ¿qué cree Ud.? En la muy moruna Valencia, desde donde los moriscos fueron expulsados a comienzos del siglo XVII, existe un tipo de rosca frita que se llama... ¿adivinó? ¡"Dona"!
¿Qué oscuras y fundamentales conexiones metafísicas hay entre la cultura levantina, las pasiones culinarias yanquis y los problemas lingüísticos de los mejicanos? Pero, ¿que no ve Ud. que las antípodas mismas quedan unidas en torno a la sartén? "La levedad del ser...": nada; es "la levedad del frito" lo trascendental. Salú.
Donas valencianas
Ponga en una olla 1 vaso de leche, 1 de agua, cáscara de 1 limón, 1 cucharita para café de azúcar, pizca de sal y 50 gr de mantequilla. Caliente y, cuando empiece a hervir, añada 100 gr de harina, y trabaje con una espátula, sobre fuego suave, para formar una masa. Agregue, de a uno, 4 huevos, incorporando bien el anterior antes de añadir el siguiente.
Este menjunje se mete, luego, en una manga de cocina con boquilla ondulada, como para churros, y sobre un papel enmantequillado se forman las donas. Se calienta aceite y se fríen en él las donas, espolvoreándolas luego con azúcar flor. Si quiere, evite la etapa del papel mantequilla y deposite cada dona directamente sobre el aceite. Se le facilitará la existencia. Tenga cuidado con esta fritura, que suele salpicar aceite caliente: tome precauciones, para que no se nos queje luego.