Beach House - "7"
De algún modo, Beach House quiso liberarse. Como quien redescubre las cajas guardadas en la bodega para darles un mejor final a sus objetos, el dúo de Victoria Legrand y Alex Scally publicó una serie de canciones inéditas empacadas en el disco "B-Sides and rarities" (2017) y dos años antes lanzó dos álbumes durante la misma temporada -"Depression cherry" y "Thank your lucky stars"-. Quizás la idea era descargarse, vaciar los estantes y empezar otra vez, más livianos, para iniciar un nuevo viaje.
Aunque arrancar no resulta fácil; salvo el eléctrico prólogo de "Dark spring", los primeros minutos de "7" -el nuevo trabajo del conjunto de Baltimore- son más bien letárgicos, un amanecer al que le cuesta aclarar hasta que en la segunda mitad van sumándose sus mejores pasajes. "Dive" nace ceremoniosa, como enclaustrada dentro de una iglesia en sepia, hasta que decide intensificar la presencia de la guitarra y la batería a la caza de una épica que se aleja en retrospectiva, impávida ante la distancia que toma del tiempo presente.
Porque la esencia de Beach House está en la melancolía y sus paisajes fríos, capaces de hipnotizar repitiendo que los sueños se vuelven realidad mientras echan en cara los tropiezos con el mismo bache en "Lose your smile" o seducen de manera enigmática con la idea de perderlo todo y lentamente en "Girl of the year". Una fantasía siempre al límite del subconsciente, entre querer separarte de repente del sueño ideal o dejarte atrapado en el mismo.
Jorja Smith - "Lost & found"
Jorja Smith tiene solo 21 años y una historia detrás que comenzó a forjarse desde la cotidianidad. Trabajó en un Starbucks para mudarse a Londres con un tío -y así acercarse un poco más a la vasta industria musical británica- y en los ratos muertos escribía los borradores que luego convertiría en éxitos. Y con Soundcloud como aliado, su música llegó a oídos de Drake o Kendrick Lamar, que la incluyeron en "More life" (2017) y la banda sonora de "Pantera Negra" (2018), respectivamente.
El desarrollo del guion no sorprende. El premio de la Crítica en los Brit Awards o la efervescencia por su debut "Lost & found" (2018) más bien confirma el talento y las apuestas que la ubican como proyecto de ícono dentro de la isla. Porque en su primer álbum canta sobre las situaciones que la afectan y, de paso, que afectan a su generación, desde cortar de raíz esas relaciones sentimentales con gente que no está en la misma sintonía o buscarles respuestas a los errores generados por la inocencia de la juventud.
La comparan con su ídola, Amy Winehouse, o con la última etapa musical de Rihanna, pero su tacto musical la lleva a tomar los espacios de Lauryn Hill o SZA, desenvolviéndose entre piezas que explotan el R&B de pulso nostálgico y el trip hop cadencioso y orgánico, desprovisto de grandes arreglos, para imponer la belleza de su voz. Una suerte de sedante para que sus seguidores contemplen y comprendan que detrás de esa emotividad hay relatos sobre la brutalidad policial y la discriminación racial. Algo que debería importarles a todos.