La posible instalación en Chile de un centro de manejo de datos -data center- de Amazon ha generado altas expectativas. El gigante tecnológico norteamericano está revolucionando numerosas industrias a nivel global, por lo que su llegada es vista como un paso importante en la digitalización y mayor competencia de nuestra economía.
Sumándose a este entusiasmo, Corfo le habría ofrecido a Amazon un subsidio de aproximadamente 9 millones de dólares para su instalación en Chile. La información es parcial y extraoficial, pero suficiente para motivar la pregunta relevante: ¿es necesario subsidiar la llegada de empresas tecnológicas para subirnos al carro de la modernidad?
Mi respuesta es negativa.
Aunque los beneficios de una inversión sean altos, ello no justifica la entrega de regalías. Una buena idea, con ganancias múltiples para la empresa y sus trabajadores, para consumidores y el fisco, no es necesariamente merecedora de trato privilegiado. Esto es cierto para Amazon o cualquier otra empresa.
Un trato especial puede evaluarse si existen "externalidades positivas". Por ejemplo, si la instalación de Amazon genera un beneficio social que la empresa no es capaz de incorporar en su decisión -como una masiva ampliación del conocimiento tecnológico en Chile de la cual Amazon no se beneficia-, entonces podría ser necesario un subsidio que asegure la inversión.
¿Existen tales externalidades positivas? Nunca se pueden descartar, pero es muy difícil justificarlas. Y más difícil cuantificarlas.
Pero dado lo que representa Amazon, ¿no se justificará gastar unos cuantos millones de dólares?
Esta lógica adolece de dos problemas. El primero es conceptual. Si uno se convence de que las externalidades existen, corresponde una intervención pública para proveer un servicio que no sea privativo para una empresa, sino que también permita a otros usarla. Por ejemplo, se podría financiar infraestructura digital de amplio acceso.
El segundo problema es práctico. ¿Quién decide? ¿Por qué Amazon y no otra? ¿Por qué el sector tecnológico y no el sector minero, o el logístico? Estas preguntas no son retóricas. Este es el campo donde se hace la política pública, y donde las excepciones pueden transformarse en regla. Es fácil prever que una vez que se privilegia un proyecto en particular, la lista de estudios promoviendo los beneficios sociales de otros proyectos se multiplicará.
Chile debe ofrecer una propuesta de valor distinta, sustentada en la fortaleza de sus instituciones, en su estabilidad macroeconómica y en la aplicación de reglas parejas. Si queremos atraer a los Amazon del siglo XXI, debemos ofrecer certeza jurídica, reglas laborales modernas, una estructura impositiva competitiva y una educación de calidad y en inglés. No una política industrial que, al elegir a los beneficiados de manera discrecional, abre un amplio espacio a la búsqueda de rentas.