Dos grandes dramaturgos contemporáneos de lengua inglesa están en cartelera en estos días, Arthur Miller y Harold Pinter. Representan dos tipos muy diferentes de teatro. El de Miller es un teatro realista de crítica moral; el de Pinter es elusivo, inquieta porque entendemos que sugiere algo distinto de lo que dice.
"Todos eran mis hijos"
Lo más destacable de esta obra es que Arthur Miller se atrevió a escribirla a solo dos años del término de la Segunda Guerra Mundial, cuando predominaba un ánimo triunfalista y no se reparaba en los costos de esa victoria. La obra no es histórica, pero la situación se entendía como real, los proveedores del ejército hicieron su negocio con las urgencias de la guerra. Joe Keller, al enriquecerse con la producción de piezas para aviones, no hizo nada distinto a los demás, todo lo que se necesitaba en los campos de batalla se compraba. Pero Joe Keller despachó una partida de repuestos defectuosos e hizo que su socio apareciera como el responsable. Su propio hijo, Larry, piloto de combate, murió en un accidente. Chris, su otro hijo, al regresar de la guerra y ver la riqueza familiar, se siente sucio y sin derecho a nada, no puede aceptar que todo el sacrificio de miles de muchachos generosos que murieron en la guerra no haya servido para nada, todo sigue igual, lo único que importa es ganar mucho dinero. La obra tuvo un inmediato éxito de público que la mantuvo por meses en cartelera, a pesar de los comentarios adversos de la crítica. La parte más honesta del pueblo norteamericano comprendió que era una denuncia necesaria.
Miller era consciente de que sus obras se hallaban cercanas a un realismo que él mismo buscaba superar, pero prefería que fueran claras, que no quedaran dudas acerca de lo que quería decir, porque su denuncia del enriquecimiento con la guerra debía quedar clara, sin ambigüedades.
Álvaro Viguera da fuerza al inicio de la acción con un fuerte viento huracanado que primero inclina y luego quiebra el manzano que se había plantado en recuerdo del hijo Larry. Para Kate, la madre, ese manzano roto es un mal presagio y acentúa su reticencia ante la inesperada visita de Ann, la antigua novia de Larry, invitada por Chris, el hermano que sobrevivió a la guerra.
En el muy buen elenco destaca Cristián Campos con una convincente caracterización de Joe Keller, el empresario que con el pretexto de hacerlo todo para el bien de su familia, siempre elude sus responsabilidades, y Coca Guazzini, la madre, que si bien lo sabe todo, pretende que su hijo está vivo para evitar la responsabilidad del padre en su muerte.
"Todos eran mis hijos" es un gran drama contemporáneo que muestra con claridad que el interés económico y el bien para la familia, no pueden estar por sobre la responsabilidad moral. La puesta en escena, basada en la actuación y cuidado en los detalles escénicos, nos recuerda el teatro bien hecho que hoy pocas veces tenemos la oportunidad de ver.
"Polvo eres"
"Ashes to ashes", traducida como "Polvo eres", es una de la últimas obras de Pinter. Su título se refiere a "polvo eres y en polvo te convertirás". Interesó a Marco Espinoza, director, investigador teatral y académico en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, por la extrema dificultad que implica ponerla en escena. Los actores deben representar textos aparentemente inconexos, diálogos entre un hombre que quiere saber algo más del ex amante de su pareja y si esa relación fue anterior o paralela. Si es anterior, no le importa, sería parte de la vida privada de ella; pero si es paralela lo enoja y necesita aclarar la situación. El desarrollo de esos diálogos es complejo, tenso, a ratos amenazante. Ella responde con tranquilidad, no parece amedrentarse, pero a su vez las respuestas son historias inciertas, no se ve a qué se refieren, pasan de una situación a otra en forma desconcertante para Devlin, que pregunta, y para los espectadores, que las observamos, entendemos que algo hay detrás que debemos descubrir.
Pinter es uno de los más grandes dramaturgos contemporáneos. Su Premio Nobel de 1998 fue indiscutido. En la mayoría de sus obras presenta como tema la amenaza. En "The Room" y en otras obras, los personajes están al interior de una pieza, afuera está la amenaza. Otro tema central en Pinter, y en los autores del Teatro del Absurdo, es la incomunicación. Ionesco propone que la incomunicación se produce por el mal uso de los términos; en cambio Pinter propone que la incomunicación aparece al no decir la verdad, cuando ocultamos lo que queremos decir. En "Polvo eres" esa es la clave. Rebecca, aparentemente tranquila y segura, al ser interrogada responde con historias de su pasado, distintas e inconexas, algunas sugieren formas imprecisas de violencia, que ella niega. Por su extraña reiteración, comenzamos a intuir que oculta el verdadero sentido y llegamos a sentir una cierta atmósfera de peligro. En su discurso al agradecer el Premio Nobel de Literatura, Pinter coloca "Polvo eres" dentro de su teatro político, que tiene rasgos distintos a los del resto de su obra, y dice: "'Ashes to ashes' me parece que tiene lugar bajo el agua. Una mujer se ahoga, sacando una mano entre las olas, hundiéndose, desapareciendo, tendiendo la mano a otros, pero sin encontrar a nadie"... Puede referirse al clima en que se vivía en el nazismo o en cualquier otro régimen de terror.
Grandes ventanales que acentúan las líneas de perspectiva, muestran una textura de verdes hojas con las que se crea un clima de belleza que contrasta con la inquietante situación al interior. Sofía Scharager actúa con seguridad parlamentos que tienen mínima ilación; leves sonidos y escasas notas musicales acentúan el contexto de inquietud y desconfianza de la obra, que se construye centralmente con la elusión de lo que no se quiere o no se puede decir.
"TODOS ERAN MIS HIJOS"
Teatro UC
Autor: Arthur Miller
Dirección: Álvaro Viguera
Hasta el 7 de julio
"Polvo eres"
Sala Agustín Siré
Autor: Harold Pinter
Dirección: Marco Espinoza.
Hasta el 16 de junio