Se viene el Día del Padre, la ocasión propicia para regalarle un buen vino y disfrutar esta fecha. Para comenzar, Orzada, un carignan 2016 del valle del Maule, orgánico, producido por la viña Odfjell, todo un lujo. Así como el Tierranoble Gran Reserva carmenere 2015, también del valle del Maule, ideal para acompañar una buena carne. Y, desde luego, hay más opciones: la viña Pérez Cruz acaba de lanzar su Liguai 2014, un ensamblaje de cabernet sauvignon, syrah y carmenere, del valle del Maipo con gran carácter, o el Reserva Castillo de Molina de San Pedro, un syrah 2016 del valle del Maule, estupendo para un buen corderito.
Aprovechando la ocasión, la viña Balduzzi acaba de lanzar su carignan 2015, de parras patrimoniales del valle del Maule, bajo el nombre Viejo Encachao. Una etiqueta colorida con un huaso mostrando su ombligo. Finalmente, si la cosa va por el postre, Apaltagua lanzó un Late Harvest 2017, de pinot gris, moscatel y viognier, de San Antonio, dulce y elegante, perfecto para terminar una buena comida.
Y como ese día se suele invitar al festejado a comer fuera de casa, lo mejor es imponerse de los gustos del celebrado y decidir un buen restorán. Imprescindible ir con reserva porque suelen estar repletos, y así se evitan los malos ratos.
Si la cosa va por la carne: el Carnal, a prueba de exigentes, o darse una vuelta por el Santa Brasa o Los Buenos Muchachos del barrio Brasil, divertido y con muy buenos platos y pisco sour. El clásico Eladio de avenida Ossa, barato y delicioso. También está el Castillo del Parque Forestal: una buena opción para después pasear en pleno otoño por el parque.
A la hora de los pescados y mariscos, el Miraolas es imbatible. O el Ocean Pacific, en el barrio Brasil, para comer como si se estuviera en un verdadero barco. Con más presupuesto, comer en La Mar es simplemente delicioso. O el Rivoli, en la plaza de Nueva de Lyon, un italiano que nunca falla. Así como La Bodeguita de Cristóbal, a los pies del Parque Metropolitano, o The Glass, mirando Santiago desde lo alto del hotel Cumbres, mientras se disfruta una buena comida. ¡A celebrar se ha dicho!