Terminó la primera parte del campeonato y futbolísticamente el balance no es bueno. Las rachas de la UC, la U. de Conce y La Calera impresionan por su eficacia y por destellos de gran contundencia, pero no hay detrás un estilo que entusiasme. Esta primera rueda dejó más heridos y damnificados que elogios, aunque el Campanil y los cementeros estuvieran más allá de los pronósticos iniciales.
El impresentable balance internacional -en el que el paso a segunda ronda de Colo Colo fue calificado como histórico por su presidente, con una dosis de razón- vuelve a poner los ojos sobre el torneo interno y sus exigencias. Desde Quilín confían en que los torneos largos sean la solución, aunque es evidente que el nuevo formato de la Libertadores y la Sudamericana son mucho menos agobiantes que los antiguos. En el formato tradicional, ya estaríamos en la antesala de la final, lo que hace aún más injustificable el cansancio y las rotaciones que los técnicos en Chile se autoimponen para mantener un rendimiento apenas decente.
En la ANFP el balance es optimista por el alza de público que ha registrado este certamen, lo que se atribuye, además, a la disminución de la violencia, lo que es un espejismo. La severidad y celeridad que tuvieron para castigar ejemplarizadoramente a un hincha (por el caso Tupper) se diluyó cuando un grupo de la misma barra los desafió... a la semana siguiente. Hay casos impresentables de amenazas a jugadores y técnicos que los clubes, una vez más, no han sido capaces de sancionar por sí mismos, porque siempre será más fácil pedir castigos para los demás.
Ahora que se vienen las elecciones y ya hay señales de organización desde la asamblea y en la propia directiva, sería sensato hacer un debate con tiempo, aún entendiendo (dolorosamente) que las sociedades anónimas decidirán por su propia conveniencia y no por las ideas. Las generosas utilidades anunciadas por Quilín no condicen con la levedad de sus planes, que aún no tienen señales concretas en la construcción del nuevo Juan Pinto Durán, la reorganización del INAF o el mejoramiento y desarrollo de las competencias juveniles y femeninas. Son todas entelequias y promesas que -por supuesto- el grupo "opositor" tampoco será capaz de presentar, porque lo que pretenden no es un plan de desarrollo, sino sólo el aumento de las cifras a repartir.
Aun así, pensando que el campeón de este año se coronará tras esa elección, sería saludable que nos enteráramos cómo el fútbol pretende retomar el control de las programaciones, por ejemplo, actualmente cooptadas por la autoridad política y la fuerza policial. Con toda razón, vista las incapacidades de los clubes para controlar a sus hinchas más violentos.
En este largo receso, veremos cómo afrontan los clubes la Copa Chile, que crearon para competir con el Mundial de Rusia 2018, y si la jerarquizan para estar medianamente a la altura del desafío. Y cómo se reordenan los clubes que decepcionaron en los números o en el juego. Sabremos cuál es la idea de Blanco y Negro sobre la gerencia deportiva, cómo compatibilizará la UC las anunciadas contrataciones con la proyección de sus juveniles o si Frank Darío Kudelka renovará las ideas de la U con un plantel que demostró un poder inusitado en el proceso anterior.
En fin. Terminó la primera parte. Que levanten la mano los que están satisfechos.