Habiéndose cumplido 80 días de la "era Piñera II", llegó la hora de dar una mirada a la nueva fauna política que se ha ido engendrando en el país. Lo hago ahora, porque realizar el ejercicio a los 50 días era intervenir en la "marcha blanca", que es lo que sigue a la "luna de miel". A los 100 días ya es tarde, porque a esa altura debiese estar concluida la fase de despegue.
Pues vamos. Hasta aquí, lo que he detectado son varias "tribus políticas", más o menos homogéneas, que habitan e interactúan en nuestra larga, angosta y querida faja de tierra. Dejo fuera a los "feministas" o "proderechos femeninos", porque en esta tribu estamos todos, o deberíamos estar todos. Aquí el resto:
Los "bachelovers": Se trata de aquellas personas que tuvieron una grata experiencia durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet. Es gente que incluso quedó bien puesta una vez finalizado su mandato. Piensen en personas como el ex ministro del Medio Ambiente, que tuvo un upgrade extraordinario en su situación existencial.
Los "gomeros": Son personas afines que llegaron con Bachelet al Estado y poco antes de que ella entregara el gobierno fueron pasados a la planta. Pero hoy más que "ser de planta" son "como plantas". Porque están ahí, quietos, fríos, tratan de pasar inadvertidos, no hacen nada, pero igual absorben todo lo que ocurre en los ministerios. Miran, escuchan, y al final de la jornada laboral algunos expelen a sus amigos lo que captaron en el día. Muchos son pesados como macetero y otros ni siquiera son decorativos. Obviamente son "bachelovers", pero en secreto.
Los "bachehaters": Los hay de dos tipos; los despechados de Bachelet (aquellos a los que alguna vez incorporó y luego dejó caer) y los genuinos. El segundo grupo es el que detesta a la señora y punto. No hay necesidad de ahondar en eso. Ustedes entienden bien a lo que me refiero.
Los "piñeristas pragmáticos": Votaron por Sebastián Piñera, tienen en general una buena opinión de su primer gobierno y creen que es mejor que gobierne él antes que las otras opciones disponibles en el mercado político. Pero viven con miedo. Miedo al error no forzado, a la pifia, a la chambonada. Pese a aquello, entienden que el miedo paraliza y que hay que apoyar a Piñera y echarle para adelante. Eso es lo práctico, el resto es lesera.
Los "cuasipiñeristas pragmáticos ": Se parecen a los de la categoría anterior, pero la diferencia es que no son "piñeristas" auténticos. Votaron por Sebastián Piñera afirmándose una mano con la otra, para no arrepentirse a último momento. Algunos incluso se taparon la nariz. Esos son los que encuentran todo malo, están felices con el silencio presidencial y exageran los chascarros gubernamentales. Pero a veces, en las noches, los acosan los terrores nocturnos, se acuerdan del gobierno de Bachelet y amanecen como piñeristas pragmáticos de nuevo.
Los cosmo: Son una tribu relativamente nueva en nuestra escena patria. Son liberales con mundo que viven mirando de reojo a NYU, Harvard o Chicago cuando hacen política. Evópolis, Velascos, etc., son de esta onda. Harto Slim Coffee. Son atractivos, pero uno siempre siente que tendría que bajar la ponchera antes de sentirse digno de acercarse a ellos.
Los ex: ¿Se han fijado que de pronto se llenó de "ex"? Son personas a las que "el fin del poder" les estalló en la cara. Pienso en personas como Guido Girardi, que pasará a la historia como el "ex" mayor recaudador de dinero para campañas, o en el mismo Ricardo Lagos, a quienes antes les bastaba un telefonazo o un guapeo para conseguirlo todo.
Los perros en bote: Hay un lote que logró subirse al bote del poder, pero sus miembros se marearon. Como perros en bote. Se marearon con el sueldo, con la pega suave, con el café gratis, con que se les cuadren los carabineros. Supieron llegar ahí, pero ahora no saben exactamente qué hacer. ¿Dónde se ubican ustedes?