Johnny Herrera tiene algo de razón cuando dice que la búsqueda de técnico en la Universidad de Chile parece un casting, culpando, claro está, a la prensa y a los hinchas de algo que en rigor es determinación de sus dos jefaturas inmediatas: la directiva y la gerencia técnica.
Si, como la mayoría supone, el plantel azul no estaba cómodo con la llegada de Esteban Valencia (ni con la posibilidad de que asumiera Miguel Ponce), el apuro que mostraban varios de los referentes para la nueva designación se descarriló cuando quedó claro que no había un candidato seguro para reemplazar a Hoyos, sino sólo condiciones para llenar la vacante. La más importante de todas: el reemplazante va a ser extranjero. Y eso supone que no tendrá conocimiento del plantel, lo que hacía mucho más aconsejable que asumiera en el receso.
Por lo mismo, el apuro que había al interior del camarín no tenía demasiado sentido. Tras los primeros partidos (incluido el clásico empatado ayer) quedó en claro que Valencia priorizó dos aspectos olvidados en la última fase de Ángel Guillermo: juegan los que están en condiciones de hacerlo y hay más cautela en las tácticas, olvidándose del "vamos todos para adelante", otro clamor de los referentes.
Antes del deslavado clásico fue Carlos Heller quien dijo que en el club las cosas se hacían "con calma y mucho profesionalismo", lo que debe ser un mentís para los que hablan del casting y metían presión. Y detalló a los aspirantes: Frank Kudelka, Alfredo Arias y Mauricio Pellegrino. Agregó que no se van a "quedar chicos por un poco de plata", lo que garantiza que la elección no se dará por la billetera, sino por las convicciones.
Para Heller, elegir a un entrenador no es un tema nuevo, pero sí lo es para Ronald Fuentes, el gerente técnico, lo que nos coloca frente a un escenario interesante. Su abierta disputa con Hoyos demostró que no compartía el ideario del argentino, y su falta de convicción para imponer un chileno como candidato supone que en su mirada no hay alternativas válidas para la renovación que se pretende hacer en el futuro inmediato, que supone luchar en la Sudamericana (si le ganan a Vasco da Gama, claro) y pelear por el título en el opaco torneo local. Algo más ambicioso -suponemos- que la mística prédica de Hoyos y la modesta supervivencia de Valencia.
Por ende, sería más que interesante que las razones que inclinarán la balanza por uno de los que están en carrera sean claras y contundentes, porque allí estará el ideario del club para el futuro, algo que ha resultado muy ambiguo desde que se fue Sampaoli. Y que Fuentes imponga algunas condiciones mínimas. Por ejemplo, que el nuevo entrenador permita a los de las inferiores mirar las prácticas desde sitios más cómodos que detrás de los arbustos. Para que en el futuro puedan estar en el casting, al menos.