El debate sobre el estilo de la Universidad Católica se ha tomado la discusión del torneo local, donde los cruzados son sólidos líderes y han perdido apenas cuatro puntos en 12 fechas. Un estilo que construyó a comienzos de temporada, considerando las evidentes carencias que tenía el plantel en el comparativo con sus rivales obvios.
Pedirle dos delanteros a préstamo a Colo Colo no solo demostró la severidad de su presupuesto, sino también la poca fe que tuvieron los adversarios en el modelo que pretendían crear en San Carlos.
Entendiendo que había poco y que era menester sacarle el mayor provecho posible, Beñat San José elaboró un esquema acorde a esa realidad que, como es lógico, tiene pocos brillos y mucho trabajo.
Lo más destacable de la UC es que tiene claro lo que quiere y cómo lo quiere, por lo que el constante reproche a sus críticos -que no son obviamente los hinchas del club- resulta inconducente. En el imaginario futbolero se instaló la creencia de que en San Carlos hay un "paladar" especial que demanda buen fútbol y toque al pie, pero eso -si alguna vez existió- ya no es comprobable.
La gran ventaja del esquema es que la Católica no tiene medición internacional. A diferencia de los ocho clubes que han sufrido la refriega de las copas, los cruzados pueden administrar sus números sin tener que pesarse en la arena externa, y eso es una ayuda para sus argumentos, porque el comparativo es meramente de especulación.
Podríamos decir que la defensa responde porque no la agreden, que la impresionante capacidad de concreción de las pocas opciones que se generan no podría replicarse en canchas foráneas o que el ritmo cansino de su armado los haría sucumbir, pero claro, eso sería especular sin bases serias.
Porque hasta ahora le alcanza. Extrañamente su peor partido fue contra Colo Colo, un rival ante el cual se imponía por lógica un fútbol más conservador, pero ese día los papeles se le desordenaron por primera vez al equipo, que ahora tendrá otro desafío mayor: enfrentar a la U de Esteban Valencia, que no está dispuesto a regalarse, como ha dejado en claro en sus primeros confrontes.
La Católica, en el torneo corto, ya estaría probándose la corona, pero en el largo sigue enfrascada en la discusión de sus méritos, cuando la corriente va a su favor. También dicen que el Real Madrid o el Atlético son fomes, pero están instalados en las finales. Y los que apuestan por ir al frente o la posesión, como el City, el Barcelona, el PSG o el Bayern, se apearon pese a su incontrarrestable dominio en sus competencias.
Si están convencidos de lo que hacen, deberían dejar de enojarse cuando los etiquetan. Total, pueden argumentar que lo suyo es la modernidad.