Antes de la teoría microbiana, antes de que a fines del siglo XIX Pasteur y Koch lograran explicar y demostrar que el origen de las enfermedades estaba en pequeños organismos llamados gérmenes, se volvía sumamente difícil imaginar la forma de una infección. Las epidemias de tifus, cólera y tuberculosis diezmaban la población de las ciudades. La incidencia de los factores ambientales en la mejoría o empeoramiento de algunas de esas condiciones, había reforzado la teoría miasmática, hasta entonces muy plausible: las materias pútridas, las aguas estancadas, los cadáveres y los malos olores conformaban miasmas, invisibles nubes tóxicas que se desplazaban por la atmósfera, infectándose la población por los efluvios.
Hacía sentido. La mentalidad higienista, forjada a punta de elogios de la razón y culto al OLEAcuerpo desde los albores de la Ilustración, había recuperado una antigua tradición ya esbozada por Vitrubio: la ventilación, el aire en movimiento y el sol eran imperativos para un diseño urbano saludable. En consecuencia, la forma correcta de la ciudad era considerada como un problema de salud pública. Eso también explica por qué en Chile, antes del MINVU, la vivienda era materia del Ministerio de Salubridad.
Otra idea, el trascendentalismo y la recuperación de una relación perdida con la naturaleza, hizo a la gente del siglo XIX apurar la producción de parques y arbolados como una medida de salud urbana. Así, en 1833, antes de que se organizara un Comité Real para la vivienda obrera, se reunió en Inglaterra uno para dotar a las ciudades de paseos públicos. En 1854, el médico John Snow demostró la relación del cólera con la contaminación de los pozos de agua en Londres. Mediante un mapa, probó que los enfermos bebían de los mismos "dispensarios de muerte" e instaló la urgencia por una red estanca de agua potable y de alcantarillado. Frente al cólera, las redes "sanitarias" demostraron ser más efectivas que los antiguos pulmones verdes y los fantasmas de los miasmas comenzaron a desvanecerse para dar paso a una figuración empírica y moderna de la epidemia. La ciencia y la cultura forjando la forma de la ciudad.