Me imagino que leyeron La Odisea. Y si lo hicieron, supongo que se acordarán de Penélope, la esposa de Odiseo (o Ulises, si lo prefieren en latín), el protagonista del libro de Homero.
La Odisea no es otra cosa que la historia del regreso a casa de Odiseo tras pelear la Guerra de Troya. Ir, luchar y volver le toma 20 años. Tiempo en el cual su mujer lo espera paciente y lealmente (me van a contratar para "El Rincón del Vago", porque no es poca cosa explicar la Odisea en 40 palabras).
Hay una versión interesante de la historia tantas veces contada de Penélope escrita y compuesta por Joan Manuel Serrat, el cantautor español. No lo comenten, pero reconozco que a veces me gusta más el cuento de Serrat que el de Homero. Porque es más "cortavenas".
En ambas versiones el amado de Penélope regresa al hogar. El poeta griego hace que Odiseo vuelva en gloria y majestad y mate a todos los pretendientes de su bella esposa, que la acosan porque lo creen muerto en combate (a esos seres infames hoy les llamamos "jotes", y suelen merodear a nuestras hijas). Serrat, en cambio, en un desenlace inesperado (qué habrá pensado el pobre Homero desde el muy más allá) pone las cosas más o menos así:
"Dicen en el pueblo / Que el caminante volvió / La encontró / En su banco de pino verde / La llamó: "Penélope / Mi amante fiel, mi paz/ Deja ya / De tejer sueños en tu mente / Mírame /Soy tu amor, regresé / Le sonrió / Con los ojos llenitos de ayer / No era así su cara ni su piel /'Tú no eres quien yo espero'/ Y se quedó/ Con el bolso de piel marrón / Y sus zapatitos de tacón /Sentada en la estación".
No me digan que no se les aprieta el corazón. Sí, pues, no sean fríos. Pero mi tema es otro: la Democracia Cristiana. Y les pido disculpas por la vuelta larga que me he tenido que dar para exponer mi punto de vista (¿no se han venido nunca por Hijuelas de vuelta a Santiago desde la playa para evitar el taco? Entonces no me miren tan feo).
Aquí voy. La DC es Odiseo (o Ulises) y su electorado es Penélope. La DC fue gloriosa, tuvo épocas heroicas, incluso. Frei Montalva, Patricio Aylwin, Frei Ruiz-Tagle. Fueron los "numberone", los "campeones" para ponerlo en jerga actual. Pero cuando se fueron del poder, justo en el año 2000, comenzó su odisea, que ha durado casi 20 años. Para que vean las coincidencias.
La parte más dura, no obstante, la vivieron en los últimos cuatro años, durante el gobierno de la Nueva Mayoría. Fue como ir a la guerra. La DC se vio obligada a ser aliada del Partido Comunista, algo impensable. Tuvo que, casi literalmente, comulgar con ruedas de carreta (tragarse algo intragable en lo ideológico). Como escribí una vez, tuvo hasta que cambiar su modo de vestir, reemplazando sus espléndidas camisas Brooks Brothers por atuendos de lana que solo le produjeron lesiones tópicas por alergia.
La guerra cambió a la DC. La transformó en un partido de izquierda.
Entonces ahora, cuando terminó la guerra y la DC vuelve a casa, a reencontrarse con su electorado de siempre, ya no hay idilio. "Tú no eres quien yo espero", se escucha.
Esto es tan triste como la canción de Serrat. Y apostaría a que esto es lo que explica la renuncia de Mariana Aylwin, Soledad Alvear, el Gute y tantos otros.
Snif.