Cecilia: ¿Cómo estás?
Sebastián: Bien, bien.
Cecilia: ¿Seguro?
Sebastián: Seguro.
Cecilia: Te noto extraño.
Sebastián: ¿Por qué lo
preguntas?
Cecilia: Te noto medio raro.
Sebastián: Son ideas tuyas.
Cecilia: El otro día te vi leyendo un libro.
Sebastián: ¿Y eso qué tiene que ver?
Cecilia: Me pareció extraño.
Sebastián: Te lo repito: estoy bien.
Cecilia: Hasta el Tomasito me lo dijo.
Sebastián: ¿Qué te dijo?
Cecilia: Que el Tata está medio raro.
Sebastián: Ya.
Cecilia: No baila zumba como antes, ni tampoco hula hula.
Sebastián: Ya.
Cecilia: La Magdalena también piensa igual.
Sebastián: ¿En serio?
Cecilia: Quiere que la lleves de nuevo a la montaña rusa.
Sebastián: No me ha dicho nada.
Cecilia: No se atreve.
Sebastián: ¿Por qué?
Cecilia: Piensa que le vas a decir que no.
Sebastián: ¿Por qué cree eso?
Cecilia: Porque no eres el mismo de antes.
Sebastián: ¿La Magdalena de nuevo quiere ir a la montaña rusa? Y eso que se asustó la otra vez.
Cecilia: Si te lo pide, ¿qué le dirías?
Sebastián: ...
Cecilia: Di la verdad.
Sebastián: ...
Cecilia: Entonces tienen razón: no eres el mismo.
Sebastián: Tienen razón.
Cecilia: ¿Por qué?
Sebastián: Me dicen que estoy mejor así: más político, más controlado, más estadista.
Cecilia: ¿Quiénes?
Sebastián: Ellos.
Cecilia: ¿Quiénes son ellos?
Sebastián: Ellos.
Cecilia: Ellos no son tus nietos.
Sebastián: Menos mal.
Cecilia: Tus nietos preferían estar contigo antes que ver Los Simpsons.
Sebastián: Es verdad.
Cecilia: Se reían más contigo que con Homero. ¿Te das cuenta de lo que eso significa?
Sebastián: Muchísimo.
Cecilia: Le pusieron Marepoto al perrito regalón.
Sebastián: Ja, ja, ja.
Cecilia: ¿Te acuerdas cómo te abrazaban con lo de Abel que mató a Adán?
Sebastián: Me estoy emocionando.
Cecilia: ¡Ellos te querían enseñar!
Sebastián: Aaah.
Cecilia: Se mataban de la risa y les gustabas, porque no habías cambiado y eras el mismo de la casa.
Sebastián: ¿De esta casa?
Cecilia: De esta, de la otra, de la otra, la otra, de la otra y creo que me falta alguna.
Sebastián: Dos.
Cecilia: Estoy hablando del concepto casa, no de la cantidad de propiedades.
Sebastián: Viste que soy el mismo.
Cecilia: No cambiemos de tema. Estoy hablando de lo que perciben tus nietos, que es mucho más de lo que perciben los
think tanks y los asesores y los alcahuetes.
Sebastián: No entiendo.
Cecilia: Tus nietos te quieren como eres.
Sebastián: ¿Y tú?
Cecilia: Yo no soy tu nieta, pero quiero que vuelvas a ser el mismo.
Sebastián: ...
Cecilia: Espontáneo, natural, metepatas.
Sebastián: Soy el que soy.
Cecilia: Hazlo por tus nietos.
Sebastián: Diles que sí.
Cecilia: ¿Qué les digo?
Sebastián: Que el Tata dijo lo que dijo el general Patton: ¡Volveré!