Esta palabra recorre las asambleas, los pasillos y los diálogos políticos que ocurren en la inmensa mayoría de los partidos que conformaron la extinta Nueva Mayoría. Con mayor fuerza debo reconocer que en torno a este concepto el debate es aún mayor en la Democracia Cristiana y en el Partido por la Democracia. En el caso del Partido Socialista prácticamente no existe, salvo por la presencia mediática de algunos columnistas que militan en ese partido. Así mismo no se aprecia este tipo de debate en el Partido Radical, al igual que por razones obvias, en el Partido Comunista.
El concepto mencionado constituiría para algunos dirigentes y militantes de las entidades ya señaladas una de las razones por las cuales se perdió el gobierno, Guillier fue derrotado y la DC y el PPD obtuvieron resultados electorales más precarios. Quienes argumentan en este sentido sostienen, en el caso de la Democracia Cristiana, que la "izquierdización" desperfiló el centro político y, en consecuencia, perdieron su vínculo y su identidad con las capas medias y su referencia ideológica. En el caso del PPD, algunos de sus dirigentes sostienen que el giro hacia la izquierda de ese partido es una de las razones de su deterioro electoral. Incluso analistas, columnistas y dirigentes de la derecha comparten esa misma tesis.
Pero veamos en qué consistió la tan mentada "izquierdización". En primer lugar, la desaparición de la Concertación como alianza y su reemplazo por la Nueva Mayoría, que incorporó a dicha alianza al Movimiento Amplio Social, a la Izquierda Ciudadana y elemento decisorio, en su ampliación hacia la izquierda, al Partido Comunista. En segundo lugar, algunos conceptos que al fragor del debate sobre la reforma educacional y sobre la reforma tributaria se utilizaron en los medios de comunicación, como la famosa "retroexcavadora", en el primer caso, y los "poderosos de siempre", en el segundo tema. En tercer lugar se asocia la "izquierdización" a las principales reformas del gobierno de Bachelet. Me refiero a la reforma educacional, particularmente a la ley de inclusión y la gratuidad en la educación superior; la reforma laboral y la reforma tributaria. De todos los elementos anteriores nació y se difundió el concepto del título de esta columna.
Desde mi punto de vista, tal concepto para reflejar las realidades mencionadas en el párrafo anterior, no tiene validez. Las reformas de Bachelet lo que hicieron en estricto rigor fue colocarnos cercanos al nivel en que estos tres temas en los países más desarrollados que son nuestro referente de políticas públicas están plenamente vigentes. Estoy pensando en la OCDE y particularmente en los países de Europa occidental y los nórdicos. Sostener que "izquierdizarse" es levantar la política de educación gratuita y de calidad y sin fin de lucro es una equivocación considerando los niveles civilizatorios de dicha política. Sostener que "izquierdizarse" es que el derecho a huelga sea efectivo, al no tener reemplazo, e intentar que la negociación colectiva tenga la titularidad sindical, así como que la extensión de los derechos logrados en la huelga sean extendidos al resto de los trabajadores no sindicalizados por un común acuerdo entre el sindicato y el empleador, es otra equivocación. Sostener que la reforma tributaria, en particular el aumento de la carga con respecto al producto y la progresividad en la obtención de dichos recursos, expresa "izquierdización", es otra equivocación.
Lo que el gobierno de Bachelet realizó a través de estas reformas fue sencillamente correr el "cerco" desde un país en lo económico y social transformado en paradigma del neoliberalismo y de la sociedad y cultura de mercado, hacia un país más libre, más justo y más inclusivo, como lo son los países más desarrollados del mundo. No quisiera pensar que el uso de este concepto esconda el interés de algunos, y particularmente de la derecha, de confundir estos avances civilizatorios con un retroceso en la situación económica y social del país.
Bienvenida la mentada "izquierdización", porque logró en parte, en materia educacional, laboral y tributaria, un país más justo.