Hay que admitir que "Tú amarás" -lo nuevo del colectivo Bonobo, otra vez con dramaturgia de Pablo Manzi, bajo su dirección junto a Andreína Olivari- está idóneamente ejecutado por sus cinco actores, los mismos de su anterior exitoso estreno. Así como los logros interpretativos son más sólidos y afiatados, el tercer montaje del grupo tiene un aspecto mucho más formal, gracias al cuidado diseño integral, siempre a cargo de Los Contadores Auditores. Todo lo cual contribuye a que se pare en el escenario con aplomo y despierte en principio interés y respeto.
También es preciso apuntar que la propuesta del grupo es de esas que dividen a su público. Cuando vimos "Donde viven los bárbaros" en 2015, nunca entendimos que algunos espectadores, en su mayoría jóvenes, disfrutaran tanto; considerando que había poco que rescatar. Para otros debe haber tenido sus méritos, ya que cumplió varios ciclos de funciones a tablero vuelto. El Festival de Teatro Joven de Las Condes la eligió para presentarse en el Festival de Cádiz y mereció elogios críticos, alabando su agudeza y profundidad. Seguro que no estamos para nada solos en divergir de esa apreciación.
Este ya no aparenta ser un trabajo emergente, sino más maduro y ambicioso, así es que se le exige más. Eso, en nuestra opinión, no la favorece. Al igual que "... los bárbaros", parte con un prólogo en el pasado histórico, esta vez en el Chile de 1600, solo para ilustrar algo sabido, que la hostilidad entre la gente de la tierra y los que llegaron desde afuera, viene de muy antiguo. Luego desfilan tres escenas con un grupo de médicos que participan en una convención internacional, afinando en los días previos la ponencia que expondrán. Se habla de muchas cosas y en verdad debaten poco, pero más tarde se informa que el tema del simposio es cómo tratar con dignidad a los Amenitas, una raza de extraterrestres asilados en nuestro planeta, a quienes los humanos explotan, desprecian y temen.
Como en "... los bárbaros", el tema es la violencia entre las personas, pero de modo más puntual, la que proviene de la intolerancia. Entonces la pregunta forzosa es: qué sentido tiene hablar de xenofobia, racismo y homofobia referida a una futura e imaginaria invasión alienígena, cuando esas lacras tienen una expresión muy concreta ahora y al lado nuestro.
El aplaudido joven autor revela, sin duda, un suelto manejo del lenguaje para organizar ágiles conversaciones, que no corresponden a lo que se denomina "diálogo teatral". En escena, la palabra es acción, y aquí los personajes son muy locuaces y su charla variada, pero esta nunca logra tensión. Estos médicos jamás hablan como médicos, ni la convención aborda una temática científica. La errática retórica de Manzi suele tener un aire juguetón, salpicado a veces de bromas de bullying adolescente (el reiterado chiste de que uno de ellos se parece a un conejo), e interrumpido en ocasiones por súbitas explosiones de violencia brutal (asesinato, mutilaciones, sangramiento) y perversiones sexuales (abuso infantil, zoofilia), por completo gratuitas e inconducentes.
El total luce raro, antojadizo, harto confuso, y tras 75 minutos de artificios orales la cosa llega a su fin en el momento menos esperado y de cualquier manera.
Centro GAM, miércoles a sábado, a las 21:00 horas. Hasta el 28 de abril.