Bárbara Mujica no inicia una carrera literaria con su biografía novelada
Hermana Teresa. La mujer que llegó a ser Santa Teresa de Jesús . Es una profesora de ascendencia hispana, emérita de literatura española en la Universidad de Georgetown, Washington, D.C., quien, además de su currículo académico impresionante, ha publicado varios libros de ficción y numerosos ensayos en el área de su especialidad. El libro que comento apareció en inglés hace 11 años, bajo el sello de una editorial de Nueva York. En el 2013 fue adaptado al teatro y se estrenó en ese mismo año. Pero pese a la distancia temporal con su primera edición y a su cambio de idioma, la mano de Bárbara Mujica no está ausente de la versión en español de
Hermana Teresa : fue una de las dos personas que colaboraron con la traducción realizada por Mónica Vallín. Digamos desde ya que nos encontramos frente a una novela de extraordinaria calidad literaria que ingresa a nuestra lengua precedida por la excelente acogida que, al igual que la novela Frida , publicada en el 2001, obtuvo en su edición original.
La historia de Teresa Sánchez de Cepeda y Ahumada, la futura Santa Teresa de Jesús, fundadora de la orden de las Carmelitas Descalzas, se inicia en un momento crítico de su biografía: cuando huye de Sevilla perseguida por las sospechas que su celo fundador y lo que revela e involucra para la religión oficial la práctica de la "oración mental", han despertado en las tenebrosas mentes de los inquisidores españoles. El relato retrocede después a su juventud y a partir de ahí se desarrolla con respeto a la cronología histórica de la vida de Teresa, aunque alternando personajes históricos e imaginarios, hasta culminar con su fallecimiento y sepultura.
Pero
Hermana Teresa no es una biografía, sino una novela basada en episodios biográficos de su personaje. ¿Cómo logra la autora transformar los hechos históricos en imaginarios? Para ello, Bárbara Mujica echa mano de dos recursos ficcionales por excelencia y de antigua prosapia literaria: su hallazgo casual de un misterioso manuscrito en una tienda de antigüedades de Dijon, cerca del abandonado convento carmelita, y la construcción de la figura de Pancracia Soto, la Hermana Angélica del Sagrado Corazón, autora y narradora imaginaria del manuscrito que relata la vida de quien llegará a ser Santa Teresa de Jesús. Es a través de los ojos de la Hermana Angélica como el lector contempla a Teresa, a los personajes que la rodearon y las circunstancias históricas en que se desenvolvió. El verdadero sujeto de la novela o, para decirlo de manera más tradicional, la gran protagonista de
Hermana Teresa no es Teresa de Jesús, sino la Hermana Angélica, la amiga desde su infancia y la fiel compañera presente en todos los hechos de su vida. La Hermana Angélica escribe para definirse a sí misma: "No soy una persona instruida. No sé latín. Soy una mujer sencilla, hija de una costurera y escribo de la forma que hablo", pero su humildad, acorde con los principios de vida que persigue su personaje, no oculta su condición de narradora innata, ágil, amena y entretenida hasta decir basta. La vivaz y honesta perspectiva que proyecta sobre su relato le permite contar con extraordinaria naturalidad y agilidad estilística los horrores de las torturas inquisitoriales, las contradicciones religiosas y sociales, los mitos, prejuicios y añejas convenciones que rodean la juventud de Teresa y después, su ministerio fundador. Pero sobre todo, lo que más cautiva al lector es la frescura de las imágenes con que la Hermana Angélica construye los detalles de la vida de Santa Teresa que solo ella conoce, y la socarronería con que muestra el lado oculto de los poderes de la época. Así como, después de contar el milagro con que Santa Teresa hace desaparecer las pulgas de su convento, y añade que también quemaron los hábitos y los cambiaron por otros más resistentes a estos insectos, asimismo nos informa que los aposentos reales del palacio de la princesa de Eboli "apestaban a excrementos, sudor y sardinas", a tal punto que ni el agua de rosas podía esconder el mal olor.
Esta novela de Bárbara Mujica es, sin duda, un magnífico y multicolorido cuadro del tiempo de Santa Teresa, difícil de olvidar porque su lectura encanta y apasiona.