Maier había publicado, hasta ahora, una novela y dos libros difícilmente clasificables. En todos ellos -y en el presente, que se muestra como un conjunto de cuentos- desarrolla una suerte de crónica personal en torno a los trenes, las mudanzas, los bolsillos, las lecturas y todos aquellos lugares y actividades que dan forma a la vida cotidiana. Algo que lo singulariza y le da un especial carácter a su narrativa es esa capacidad para otorgar interés a lo que parece no tenerlo, solo en virtud del punto de vista, del ángulo de la mirada, y de la gracia de un estilo que parece esconderse detrás de la sencillez y la claridad.
El cuento más extenso, "Un año más o menos largo", es ejemplar en ese sentido. Trata sobre el regreso del protagonista a Santiago y de su instalación en un departamento ñuñoíno que se asoma a la cordillera, pero también a un gallinero, y esa presencia tan inesperada en un medio urbano puede ser, piensa el protagonista, algo que "media entre el simulacro de la vida en el campo y la posibilidad de habitar la ciudad de un modo personal y opinable. O mucho mejor: la vida rural como un exilio externo y discreto". El protagonista trabaja en la casa, escribe, recuerda, cita lecturas, habla de películas, y deja que su vida comience a guiarse por el cacareo de las gallinas; y no hay mucho más trama, lo que en el caso de Maier importa muy poco.
El resto de los cuentos se basa en estrategias narrativas semejantes, aunque hay casos en que el narrador no habla de sí mismo, sino de un tercero, un profesor e intelectual de izquierdas que admira el párrafo en que Mao desarrolla la idea de que solo hay que librar batallas cuando se está seguro de ganarlas. "Cuaderno adversativo" también marca una diferencia y parece mucho más en línea con obras anteriores de Maier. Está compuesto por breves fragmentos, algunos casi epigramas, sin más sostén que el libre fluir de las frases, que también traen a la memoria los "Me acuerdo", de George Brainard y Georges Perec. "Tuve muchas ideas y muy buenas, pero la adultez terminó con ellas", dice el narrador, pero más adelante se ve en la necesidad de precisar que la acidez también fue decisiva en terminar con ellas. Pero, por lo que se ve, las buenas ideas del autor siguen al pie del cañón, y lograron cristalizar en una propuesta narrativa ágil, amable y melancólicamente reflexiva.
Gonzalo Maier.
Literatura Random House,
Santiago, 2018.
110 páginas.