"Hay una banda en Detroit llamada Greta Van Fleet, suenan como 'Led Zeppelin I'. Tienen un hermoso vocalista, ¡lo odio! Le pidió prestada su voz a alguien que conozco muy bien, pero ¿qué vas a hacer? Al menos tiene un poco de estilo". Si aquella provocadora frase hubiese sido entonada por cualquier fanático, experto u otro músico, posiblemente hubiese recibido el escarmiento digital; sin embargo, el autor de la reflexión fue Robert Plant, el magnífico
frontman de los hombres de "Stairway to Heaven", refiriéndose a la última bomba del rock estadounidense que parece poseída por su espíritu.
Un cuarteto que con suerte promedia 20 años de edad entre sus integrantes; que está compuesto por los gemelos Jake y Josh Kiszka -guitarrista y vocalista, respectivamente-, su hermano Sam Kiszka y el baterista Danny Wagner; que solo cuentan con dos EP; y que entre el primero y el segundo avanzaron 146 puestos en el
ranking Billboard.
De hecho, con una fama en plena efervescencia, su último trabajo discográfico llamado "From the fires" (editado en noviembre de 2017) -una extensión de su anterior producción que contaba con cuatro canciones- alcanzó el lugar número 36 de lo más vendido de Estados Unidos. Nada mal para un proyecto atípico en los nuevos tiempos de la industria musical, donde las guitarras van en franca retirada y el pop de pulso urbano marca presencia entre la juventud, porque acá las seis cuerdas son protagonistas de una historia musical que retrocede casi 50 años, zigzagueando entre el hard rock, el blues y la psicodelia, con intros que prometen épica y una actitud brutal para cuatro chicos recién salidos de la escuela. Entre la vanidad, la astucia y risueña desfachatez de quien mira el éxito pasando frente a sus ojos.
Eso es lo que genera el flacucho
frontman de Greta Van Fleet al escucharlo en "Highway tune", el primer
single de su breve historia. Un cantante que ruge tal como Robert Plant en "Safari Song" con una facilidad en la entonación que hace que su voz se mantenga perfectamente calibrada a lo largo de toda su performance. Más aún, "Flower Power" toma ciertas referencias de la línea melódica de "Hey, Hey, What Can I Do", el lado B del single "Inmigrant Song" (1970), que luego fue incluido en "Led Zeppelin III".
De todas formas, los tres hermanos aportan con una diversidad de influencias que van desde el world music, el folk y el jazz, no solo el rock and roll. Por eso también es posible identificar a cuentagotas algunos espacios de The Who o Aerosmith. Sin embargo, todavía están perfilados sobre la categoría de calco de sus propios héroes, un terreno sinuoso del que a muchos se les ha hecho difícil salir con vida. Al menos, dada la frescura de sus canciones y esas letras que definen el amor desde la simpleza o que se levantan ante el llamado de ser protagonistas de los cambios en la sociedad, no es aventurado adelantarse y proyectar que en las próximas temporadas no necesitarán de un modelo para seguir dibujando su propia historia.