Todas las cifras de migraciones han quedado cortas. No solo las que calculamos para Chile, sino en el mundo. En 2003 se estimó que para el año 2050 los migrantes a nivel global iban a ser 230 millones, como el 2,6 por ciento de la población total. ¡Pero esa cifra se superó hace tiempo! En 2015 ya hubo 244 millones de migrantes, equivalentes al 3,3 por ciento de la población total, y casi se había duplicado en cinco años. Y en Chile, en tres años, se dobló el número de extranjeros instalados, hasta superar el millón.
Se sabe muy bien cuáles son las razones de los migrantes: búsqueda de oportunidades económicas, escape de situaciones conflictivas, persecuciones o desastres naturales. Y han sido las mismas en todas las épocas, porque la migración no tiene nada de nuevo, es un fenómeno inmemorial. Lo más moderno son la preocupación por el bienestar del migrante y el respeto de sus derechos humanos. De ahí surge la reciente elaboración en Naciones Unidas de un borrador para el "Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular", que pretende firmarse en diciembre, en una reunión internacional en Marruecos, después de un proceso de revisión y discusión por parte de los países miembros.
El texto -que está anclado en los principios de la ONU y en la "Declaración de Nueva York para Refugiados y Migrantes" de 2016- pone énfasis en el respeto a los derechos humanos y la cooperación internacional, y reconoce la soberanía de los Estados (el convenio para refugiados es independiente y lo elabora la ACNUR). En él se fijaron 22 objetivos generales y se hacen recomendaciones para emprender acciones y elaborar políticas que protejan a los migrantes. Es un marco de referencia para los países que deben encarar los desafíos políticos que hoy presentan los migrantes, desde el control de las fronteras y el tráfico ilegal de personas hasta la integración social, todo para hacer las migraciones más "seguras, ordenadas y regulares", conceptos básicos de la movilidad de personas en la actualidad.
A pesar de que el borrador dice explícitamente que el Pacto es un conjunto de compromisos compartidos, pero que no tiene carácter vinculante, Donald Trump decidió retirarse de las discusiones preparatorias, porque el texto tiene aspectos "inconsistentes" con la política de Estados Unidos y con "los principios de política migratoria" de su administración.
En Chile, el gobierno de Piñera ya anunció que mandaría el proyecto muy luego al Congreso. Se han tomado en cuenta, al parecer, los lineamientos que da la ONU, los cuales enfatizan el bienestar de los migrantes, pero también reconocen el derecho inalienable del país receptor al uso de herramientas para evitar una inmigración descontrolada, y le da el poder de decisión sobre quienes se quedan.