The Weeknd - "My Dear Melancholy,"
Dicen que le escribió "Call out my name" a su ex novia Selena Gomez, que la frase "casi corto una parte de mí por tu vida" infiere que estuvo a punto de donarle un riñón por el lupus que sufre y que dos canciones después le dice a su anterior pareja, la modelo Bella Hadid, que malgastó el tiempo sin ella y que, básicamente, quiere recuperarla en base a sexo. Así de impreciso y certero a la vez se escucha "My Dear Melancholy" (2018), el trabajo más reciente de The Weeknd.
El relato es sincero, como la banda sonora de una borrachera de bar en invierno y su posterior caminata por el frío y la humedad de las calles, también vehemente al hablar de querer matarse por no conseguir lo que quiere y, cual sinvergüenza, tomar distancia diciendo que no es de enamorarse. Porque el canadiense ha hecho de la noche y su oscuridad su hábitat natural, donde el alcohol y las drogas -las mismas a las que les ha cantado como si se tratara de mujeres- distorsionan la realidad y los valores cambian de acuerdo a su apetito.
"My Dear Melancholy" es una constante extensión de "Earned it (Fifty shades of Grey)" y del disco "Beauty behind the madness" (2015): beats tensionados y difuminados con el paso del tiempo, un compás candente que incita a las pasiones, y la interpretación de Abel Tesfaye (el hombre detrás de la figura), que dentro de su inventiva en la que él es el depredador, termina reclamando inocencia. Algo así como no odiar al jugador, sino a un juego que está hecho para sus habilidades. Allí The Weeknd es implacable.
Kate Nash - "Yesterday was forever"
Kate Nash vuelve con un poco de todo. Luego de cinco años sin publicar un disco, y de algunos papeles en el cine y la televisión -su actuación más reconocida ha sido en la serie "GLOW" de Netflix-, la artista londinense de 30 años lanzó "Yesterday was forever" (2018), un trabajo que recurre a tantos géneros e influencias como es posible hacerlo en 14 canciones, pero sin ningún afán de mostrarse actual o ni siquiera de darle un nuevo impulso a su alicaída carrera musical.
Son temas que podrían rescatarse para cualquiera de sus álbumes anteriores, como si la cantautora británica hubiese quedado suspendida en el tiempo en que "Foundations" fue un hit. Acá hay guiños al rock alternativo de los 90, al rock industrial, a Yeah Yeah Yeah o a St. Vincent, solo por nombrar algunos, pero en lo concreto es un desorden de ideas que no se concreta en ninguno de sus pasajes. Agarró la guitarra y grabó lo primero que se le ocurrió.
Al menos, lo más destacable en Kate Nash es que se las arregla con su voz amena y su facilidad para contar historias simples y cercanas, igual a las que te cuenta cualquier amigo aquejado por las penas de amor, las presiones de la rutina o los pequeños triunfos de la vida diaria. "Yesterday was forever", entonces, quizás podría funcionar de música de fondo, esa por la que ninguno reclama pero que si la cambian nadie se daría cuenta.