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Cartas
Miércoles 04 de abril de 2018
¿Posverdad o calumnia?
Señor Director:
A propósito del otorgamiento a mi persona del Premio Nacional de Medicina, han aparecido en algunos medios de comunicación y en las redes sociales una serie de afirmaciones inexactas y calumniosas contra mí, en relación con un supuesto nexo con la ex Colonia Dignidad.
Aunque el daño ya está hecho, debo defenderme, y no solo por mí, sino también por la honra de mi familia y porque, además, se ha enlodado a la comisión que me otorgó el premio. Mi relación con Colonia Dignidad fue absolutamente marginal y no hubo vínculo alguno, ni profesional, ni ideológico.
Ya lo dije públicamente en una entrevista en el año 2006 y posteriormente en un artículo aparecido en septiembre de 2013 en "El Mercurio": por razones que me parecieron humanitarias, defendí a los habitantes de Colonia Dignidad (y no a los jerarcas), por los continuos allanamientos a que eran sometidos por la policía. Fui engañado por los jefes al hacerme creer que eran falsas las acusaciones que los relacionaban con violaciones a los derechos humanos.
Esta ingenuidad y torpeza la reconocí de cara al país y pedí perdón por el daño que mi error pudiera haber causado a los familiares y a la memoria de las víctimas de la dictadura. La frase aparecida en un medio de comunicación, en que se me vincula a la administración de "drogas a los alemanes que recibían tratamientos forzados para someterlos", es una absoluta canallada y me reservo los derechos de tomar las acciones legales que correspondan.
No se condicen las acusaciones de haber participado o avalado violaciones a los derechos humanos en ese lugar con mi larga carrera de defensor de estos mismos derechos:
-Participación como perito en juicios de reparación por los crímenes nazis en Alemania, en la década del 60.
-Haberme opuesto públicamente, en 1976, a la intervención de la Universidad de Chile impuesta por el Gobierno Militar (con cambios de decanos y directores de departamento), con el resultado de mi expulsión de la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Chile.
-Haber publicado, en plena dictadura, innumerables escritos acerca de las consecuencias psicológicas del exilio y la tortura, así como sobre la improcedencia de la llamada "obediencia debida" y el carácter inhumano de la pena de muerte. Todo esto, con evidentes riesgos personales para mí y mi familia.
-Haber participado activamente en el grupo "Independientes por la Democracia", que fundara el notable político Edgardo Boeninger, y que tenía por objeto presionar al gobierno para que efectivamente realizara el plebiscito.
-Haber sido nombrado en 1991 por la Asociación Mundial de Psiquiatría como único representante del mundo hispanoparlante, en una comisión encargada de estudiar el uso político de la psiquiatría en la ex Unión Soviética.
-Haber publicado alrededor de 40 trabajos o documentos sobre temas de ética y derechos humanos, tanto en revistas científicas como en medios de comunicación.
¿Es este el imperio de la posverdad o estamos frente a la vieja y odiosa calumnia por motivos que escapan a mi comprensión?
Dr. Otto Dörr