En los tiempos de crisis que vive la TV, hay un canal que está haciendo de la sangría su oportunidad: Chilevisión. Y la forma de enfrentar este escenario tambaleante es con un arrojo en las apuestas y una frialdad en la toma de decisiones que son propios de quienes aspiran seriamente a liderar.
El verano que acaba de concluir fue clave para la señal de Machasa. Era probable que fuera su último Festival de Viña y, lejos de confiarse en su mano ganadora de siempre, el canal pidió más. Estrenó durante el prime del primer trimestre espacios estelares de bajo presupuesto pero bien formateados, como "Pasapalabra" -que integra la biblioteca televisiva de su controlador Turner- y reeditó lo mejor de su administración anterior ("La Divina Comida" y "Espías del amor"). También sumó a "Mary & Mike", uno de esos lujos de contenidos de ficción histórica que el canal se suele dar. Cada noche, una apuesta diferente, sin repetición aunque con algún margen de error.
Pero, sin duda, una de las jugadas más certeras del verano fue la creación de "La noche es nuestra", un espacio de conversación en el trasnoche que les devolvió la audiencia local al cierre de la transmisión, sin importar quién haya liderado durante el horario prime anterior. De ahí a despertar todos los días con el canal, un paso nada más.
El matinal "La mañana", entonces, transcurre con una calma que se extraña en otras señales de TV. Editorialmente el espacio parece haber recogido el guante rojo del que renegó el noticiero central, y buena parte de sus emisiones del trimestre se han dedicado a la crónica policial. La fórmula, riesgosa y no exenta de errores de criterio, los llevó en marzo también a liderar.
Punto aparte es lo que sucede con su área informativa, que desde la sinergia con CNN Chile viene mostrando una independencia, agudeza, despliegue y diversidad dignos de observar.
CHV hace su propio juego, uno diferente al de quienes se enfrascan en una lucha que parece alcanzar su peak en un prime con franjeados de ficción ("Perdona nuestros Pecados" en Mega, "Soltera otra vez 3", en el 13 o "Dime quién fue" en TVN"), para luego bajar la guardia hasta el día siguiente, esperando a que ese desborde frenético en que se ha convertido la franja matinal haga lo que el resto de una programación hiperfranjeada a punta de teleseries todo el día no logrará.
Por eso, no es de extrañar que en su postura para un próximo Festival de Viña, CHV haya blufeado y finalmente jugado a pagar por ver. En esa millonaria diferencia de ofertas y en la rápida desvinculación del "equipo festival" solo quedó claro quién mantiene la sangre fría en nuestra televisión. Allá van las fichas en este 2018.