Señor Director:

La carta de ayer del senador PS Rabindranath Quinteros sobre el esfuerzo del Gobierno de reducir el alza de contribuciones a bienes raíces es el mejor ejemplo de todo lo que anda mal con la mentalidad socialista y nuestra cultura impositiva. En primer lugar, no es efectivo que la medida del Ejecutivo ayude a los más ricos, sino al revés: la gran beneficiada es la clase media emergente que aspira a tener mejores propiedades y que muchas veces no puede hacerlo por el tributo injusto que debe pagar al Estado en la forma de contribuciones.

Recordemos que estas no son más que un impuesto sobre el patrimonio, el cual ya tributó a la hora de ser adquirido, por lo que en la práctica constituyen un doble impuesto. En segundo lugar, hay que decir que no es efectivo, como alega Quinteros, que el dinero que se paga por concepto de contribuciones pertenezca a los municipios. La verdad es que este pertenece a quienes trabajaron para producirlo. Un tributo, cualquiera que sea, es siempre por definición una confiscación coactiva de propiedad privada a su legítimo dueño. Podrán ser necesarios en algunos casos, pero ello no altera su naturaleza confiscatoria. Solo en la mentalidad colectivista y en una cultura impositiva monárquica se puede creer que respetar el derecho de propiedad sobre los frutos del trabajo propio es ser generoso con plata ajena y que confiscar esos frutos para redistribuirlos a quienes no los han producido es otorgárselos a sus verdaderos dueños.

Axel Kaiser