Los bestiarios constituyen una antigua tradición que se remonta a la Antigüedad (el más antiguo conocido, el Fisiólogo, recogía el saber acumulado sobre animales hasta el siglo II), pero que alcanzó una gran popularidad en la Edad Media. Se trataba, por lo general, de compendios ilustrados de bestias terrestres, aéreas, marinas y anfibias, vistas o imaginadas, muchas escuchadas en relatos sin verificación alguna, cargados de la impronta impuesta por la fe y la visión del mundo como una creación de Dios. Maneras de explicarse el universo y dar cuenta de lo que en él había, o se creía que había. Con el tiempo devinieron en manifestaciones artísticas poco relacionadas con su origen, digamos, naturalista; el primero en subvertir la tradición fue probablemente el cirujano Ambroise Paré, llamado "el padre de la cirugía francesa", que en Monstruos y prodigios (editado por Siruela en 1987) abordó cuestiones harto más espinudas que el simple catálogo de animales. Usó con extrema generosidad la imaginación, claro está, pero abrió controversias sobre el hermafroditismo, las malformaciones, las variaciones en la formación de los genitales y otros temas que le costaron querellas y censuras por atentar contra las buenas costumbres.
Pero Paré era, más allá de cualquier cosa, un científico. Otros bestiarios más contemporáneos se inclinaron directamente por la vena artística. El más famoso es el de Borges, El libro de los seres imaginarios, que recoge lo que había de invención y desecha lo que había de verdad en los antiguos bestiarios. En Chile, Lukas propuso, en tono humorístico, el Bestiario del Reyno de Chile. Este libro de Yosa Vidal se inscribe de lleno en el terreno de la imaginación; diseña una familia de criaturas caracterizadas por la abundancia de patas, pero con costumbres y aspectos diferentes, que habitan en América del Sur. Integrada a la tradición, la autora describe anatomía, hábitats y costumbres, con humor, estilo y desbordante imaginación, bien acompañada por las ilustraciones de Luis Vidal. Es interesante como ejercicio de creación, que en apariencia no da lugar a posibles correlaciones, pero que a medida que uno se adentra en el catálogo, se descubre un mundo extraño, regido por otras leyes, pero que son, al fin y al cabo, leyes, y donde hay costumbres que son costumbres. Quien quiera divertirse lanzando flechas entre uno y otro, entre los multipatópodos y los bípedos, lo pasará muy bien.
Yosa Vidal.
Overol,
Santiago, 2017.
78 páginas.