Hermes Soto asumió oficialmente el mando en Carabineros, convirtiéndose así en el mandamás de una institución que está en serios problemas. El insólito caso de la ]"Operación Huracán", la chapucería del "sistema antorcha",pero en especial, la mafia descubierta al interior de la institución, hacen que lo que viene por delante no sea para nada fácil.
Paradójicamente, su nombre, Hermes, hace alusión a un dios muy peculiar dentro del panteón griego, protector tanto de los ladrones como de comercias (Homero define al dios Hermes como "de astutos pensamientos,l ladrón, cuatrero de bueyes, jefe de los sueños, espía nocturno, guardián de las puertas, que muy pronto habría de de hacer alarde de gloriosas hazañas ante los inmortales dioses").
Al menos en lo de "astutos pensamientos", Soto parece hacerle honor a su nombre. Su entrevista hace pocos días a un medio escrito y, en especial, a la televisión, fue impecable. Franco, inteligente y locuaz. Sin "vocabulario de paco", ese que complica todo ("el occiso estaba de cubito dorsal", en vez de decir "el muerto estaba de espaldas"), abordó de frente la situación de la institución, echó a la hoguera a Villalobos y reconoció - sin eufemismos- los errores y los horrores.
De lo que dijo Soto, hay dos cosas que son verdaderamente nuevas e impensadas solo algunos años atrás: se abrió a entregar, en forma paulatina, el área de investigación a la PDI y más importante aún, aceptó la supervigilancia civil en la institución.
En Chile, por décadas hubo una permanente paradoja: mientras todos los índices de delincuencia aumentaban, la reputación de Carabineros de Chile también lo hacía. Y la respuesta parecía ser clara: los chilenos le perdonaban la ineficiencia en el combate a la delincuencia, pero lo premiaban por su honradez.
Pero ya vamos en $26.500 millones de desfalco y en más de 100 involucrados de un nivel alto. Y -lo que es peor- se han ido conociendo los métodos mafiosos de cómo se compraba el silencio y fraguaba la operación en el tiempo. Aunque cueste decirlo, la corrupción de Carabineros no estaba encapsulada, sino que era masiva en el alto rango. Mientras, el suboficial de la calle seguía mostrando estándares impensados para gran parte del mundo.
Desde hace tiempo en el entorno de Piñera le tenían echado el ojo a Hermes. Aparentemente, era de los pocos que estaba alejado de la mafia y mostraba buena capacidad. Por cierto, su afición juvenil a los prostíbulos no fue razón suficiente para dejarlo fuera de carrera.
Pero lo más importante, Soto está dispuesto a abrir la puerta al poder civil. Es probable que ya no le queden alternativas por la fuerza de los hechos, pero lo que es claro es que la frase repetida por tantos gobiernos de que "a Carabineros es imposible intervenirlos", parece estar llegando a su fin. El gobierno anterior, con la complicidad de casi todo el sistema político, simplemente no afrontó el problema. ¿Por qué Villalobos fue tan protegido? Es parte de lo que está pendiente por conocerse.
En el mundo hay distintas fórmulas para la dirección de la policía. En algunos casos está en manos de los propios policías; en otros, de civiles, e incluso, en otros -como los
sheriffs- son elegidos democráticamente. Pero una cosa es quién está al mando y otra a quién le debe rendir cuenta. Y en ello no hay dos opiniones: al poder civil.
Alguna vez un famoso político francés del siglo XIX dijo que "la guerra es un asunto demasiado serio para dejarla en manos de los militares". Pues bien, en este caso se debe aplicar el mismo principio: la delincuencia es un asunto demasiado complejo para dejárselo a los carabineros.
Y en eso Hermes puede ser un buen aliado.