Después de penas y fracasos, puede instalarse en el corazón una sensación de pesimismo. Como si en el futuro todo pareciera incierto y difícil.
¿Cuándo se convierte el pesimismo en desolación? Cuando perdemos la esperanza de hacer cambios. Cuando el futuro es solo incertidumbre. Cuando generalizamos y confundimos un episodio con el todo. Nada está bien. Así lo sentimos y, peor aun, así lo creemos.
La angustia hace que el presente ocupe todo. Los recuerdos de muchas experiencias pasadas exitosas se desvanecen. Y, entonces, el futuro será igual. En el corazón la repetición del dolor o el fracaso se hace una certeza.
Entonces aparece la desolación cuando la reparación se hace invisible. Cuando el pesimismo reemplaza la realidad. Hay muchas técnicas disponibles para evitar que la angustia nuble el futuro, que van desde la medicación por un especialista hasta la relajación profunda.
Pero también podemos prevenir nuestra disposición. Y la mejor manera es acostumbrarse a buscar alternativas. Como se hace con el tráfico para evitar demorarse una hora en un trayecto de quince minutos. Y siempre hay alternativas.
Un elemento importante para asegurar el éxito de esta disposición es convertir la búsqueda de alternativas en un hábito, desarrollado en tiempos de paz. Recordar conscientemente los momentos en que en el pasado encontramos, buscamos, salimos. En otras palabras terminar con el hábito y usar el silencio y el ocio para recordar nuestros fracasos, los chicos y los más grandes, los que no tuvieron consecuencias y los que sí las tuvieron. Tampoco sepultar los fracasos y penas y dolores y frustraciones del pasado, porque así no aprendemos nada y cada vez es como si nos enfrentáramos por primera vez a una situación difícil o al miedo paralizante. Negar es inútil. También lo es interpretar como fracasos lo que fueron experiencias de nuestra vida, que, como todas las vidas, es difícil y a veces dolorosa. Recordar con entusiasmo las experiencias donde sí pudimos. Y la maravilla de la vida es que hay muchas, siempre hay muchas.
¿Qué hago? Busco. Y como dicen en el campo, el que busca, encuentra. En mi experiencia profesional, aun en hospitales y clínicas psiquiátricas donde el dolor y el fracaso parecen estar en el aire, aun ahí, en cada vida hay experiencias de éxito ante el dolor.