Logic - "Bobby Tarantino II"
El apetito comercial de Logic es feroz. El rapero nacido en Maryland conquistó todos los rankings con su canción "1-800-273-8255", un testamento anti-suicidio que cumplió su objetivo: que más adolescentes llamaran a la línea para buscar otra salida a sus problemas. Un
hit número 1 de Billboard que le dio una visibilidad envidiable y, a la vez, un llamado de atención acerca de cómo quiere ser recordado. Las etiquetas son muy fáciles de poner en la industria y el nominado al Grammy quiere explotar todo su potencial.
Algo así se entiende al escuchar "Bobby Tarantino II", su más reciente álbum de estudio. Un trabajo más cercano a un
mixtape un clásico de los músicos urbanos durante el último año) que toma referencias de distintas corrientes de la música negra, desde el R&B hasta el trap de arreglos electrónicos y segundas voces que enfatizan cada frase, aunque gran parte del disco muestra su influencia en el rap
old school con bases orgánicas, las percusiones marcando el ritmo y el músico exponiendo sus mejores armas.
Porque Logic tiene la facilidad de parecer un cantante pop en "Everyday" (un tema con pretensión de éxito en
streaming, cortesía del productor Marshmello), para luego ametrallar con rimas frenéticas en "44 more" o "Yuck" y filosofar sobre las posibilidades de la mente con la marihuana en "Indica Badu" junto a WizKhalifa. Son los distintos perfiles en los que el MC puede manejarse y de los que, por el momento, no necesita elegir uno. Aún tiene tiempo para decidir cómo quiere que se cuente su legado.
Lil Yachty - "Lilboat 2"
"Lilboat 2", el nuevo disco de Lil Yachty, presenta una paradoja: entre mayor es el éxito comercial del trap, más repetitivo comienza a sentirse. Sus figuras ya encabezan los festivales más grandes de Estados Unidos (y algunos alrededor del mundo), son números puestos en los programas de televisión de su país y un golazo en las plataformas
streaming y redes sociales, pero su exposición es tal que con el correr de los meses -y
featuring mediante- da la impresión de que todo suena relativamente similar.
La revista Rolling Stone lo llama "mejor
crooner que rapero", en un hallazgo que tiene una sola explicación: esa es la forma en que el artista de 20 años puede desmarcarse del resto; mientras Travis Scott tiene su propio laboratorio de beats etéreos o Migos ha hecho de la superposición de voces su sello diferenciador, Lil Yachty está dotado de una voz que (aunque moldeada por el auto-tune) contiene cierto atractivo a la hora de decantarse por las baladas urbanas, instalándose como protagonista de sus historias.
El resto, más de lo mismo. Infancia y adolescencia similar a la de sus coterráneos, el mismo gusto por la fiesta, las joyas y las mujeres, y una serie de colaboraciones que no aportan, como si cada una de ellas ya las hubiésemos escuchado en otros discos o
mixtapes o algún single colgado en Spotify. Al menos, pensando en una carrera musical que recién empieza, el nacido en Mableton, Georgia, tiene la llave para darle un giro a su próximo disco. Acá se trata de arriesgarse a cruzar el río o morir en el intento para no ser olvidado.