Se ha pasado de moda la valentía. Se ha reemplazado por la buena conducta. Como si fueran contradictorios. No lo son.
Valientes son lo que se atreven a decir lo que sienten, los que aun con miedo dicen la verdad, los que reconocen cuando se equivocan, los que piden perdón cuando hirieron a alguien, los que están dispuestos a perder en función de sus valores. Los que dan la cara. No son los temerarios que parecen valientes cuando lo que pasa es que necesitan adrenalina. No son los que gritan cuando han tomado alcohol y parece que nada los detuviera.
Tampoco son los que siempre quieren quedar bien con los demás. Los obedientes, los arribistas, los que no dicen la verdad y mienten para protegerse. Tampoco son valientes los que callan cuando ven malos tratos o injusticias con terceros.
Fue una condición de la masculinidad. Muchas veces se asoció a la fuerza o a la agresión. Hay quienes dicen que las mujeres modernas son más valientes que los hombres. Y hay quienes responden que es así porque tienen menos que perder.
Las mujeres arriesgan más, sobre todo en culturas donde la masculinidad está asociada con la fuerza. Arriesgan la violencia. Y la evitan, con razón. También arriesgan las miradas de censura de muchos y muchas que ante la valentía de una mujer, salvo que sea una valiente muy femenina y pulcra y suave, opinan o piensan que son poco femeninas y mal educadas.
En otras palabras, la valentía femenina tiene más condiciones que la masculina para ser reconocida como tal. Aun hoy, en países como el nuestro. Y es explicable que así sea, porque por siglos fue una condición indispensable en un hombre, no así en una mujer.
Los/las valientes, no son agresivos. Es otra confusión común. Agredir es rebajar al otro. La valentía es defender lo propio. No es lo mismo.
El ejemplo más claro e indignante en nuestro Chile es cómo se comporta la gente manejando. Las agresiones vuelan. Los hombres en particular son capaces de una tremenda falta de respeto cuando una mujer al volante comete un error. Como si en el anonimato del volante tuvieran permiso para insultar sin asco y sin vergüenza. Eso es cobardía. Un caballero valiente podría expresar su rabia con respeto. No necesita la protección de su auto. Eso haría que ella tal vez aprenda y tome conciencia del error. Lo otro, la grosería cobarde, solo produce rabia y miedo.