¿Cómo hacerle justicia a John Le Carré? Es un escritor que cultiva un solo género, la novela de espías, y lo viene haciendo por décadas: cruzó la Guerra Fría y creó un personaje inolvidable, George Smiley; cayó el muro, cayó el Telón de Acero, y Le Carré se adaptó con singular éxito a la nueva condición mundial.
El sastre de Panamá, en clave de sátira, y
El jardinero fiel, en torno a la industria farmacéutica mundial, son dos brillantes ejemplos de su capacidad de caminar a tono con los tiempos. Pero, en esta novela, Le Carré vuelve a su antiguo mundo, el clásico, el de las casas de seguridad y los informes detallados, de las jugadas dobles y triples, de la infiltración y la exfiltración. Y saca de su retiro a Smiley, "cargado finalmente con los años que siempre había aparentado", en una trama que se hunde en el pasado para exponer una operación secretísima desarrollada entre finales de los 50 y comienzos de los 60. ¿El pretexto? Hubo algunas víctimas, entre ellas dos agentes británicos, y sus hijos reclaman justicia. La generación que no vivió la tensión del mundo bipolar aplaude el intento por sacar a la luz los abusos y errores de la anterior.
Le Carré desenvuelve con mucho cuidado el paquete de la operación Carambola. El principal acusado y protagonista de la novela, Peter Guillam, trata de mantener un secreto celosamente guardado, pero la evidencia es abrumadora; aun así, incluso mostrando más cartas de las que pensaba, cree que podrá pasar incólume ante la investigación previa al juicio, pero fracasa en el punto menos pensado: en el enfrentamiento con la abogada que lo defenderá. Le Carré evidencia todo su talento en el laborioso trabajo de rearmar, con distintas fuentes, un cuadro que admite muchas lecturas (y Guillam se esfuerza por conducir a sus interrogadores a los puntos ciegos del relato), pero al final hay una sola válida, y es devastadora. "Cuando la verdad te alcance, no te hagas el héroe. Corre". Y Guillam corre, hasta dar con Smiley, y ahí la novela da un giro todavía más inesperado: ya no se trata de cerrar una operación y una casa de seguridad que llevan demasiado tiempo abiertas, ni de asumir responsabilidades por hechos pasados; se trata de desentrañar el sentido de todo aquello. Por qué existían los espías. Por qué hicieron todo lo que hicieron. Preguntas que también pueden resumirse en por qué Le Carré sigue escribiendo.
John Le Carré
Planeta,
Buenos Aires, 2018.
364 páginas.